10/06/2024 | Por Oswaldo Álvarez Paz

Muchas veces evitamos iniciar o ser parte de polémicas con relación a las Fuerzas Armadas Nacionales. Se trata de un respeto que trasciende los intereses políticos o personales, normalmente circunstanciales y transitorios. Pero en la Venezuela de hoy las cosas son radicalmente distintas a como han venido siendo a lo largo de la historia contemporánea. La manipulación y el manejo al margen del ordenamiento jurídico y constitucional existente por parte del régimen que detenta el poder público, obliga a fijar posiciones claras. Debemos actuar con total claridad sobre un tema tan delicado. Recordaremos algunas cosas que son de enorme utilidad para entender el problema:

“El CAPÍTULO III de la Constitución Nacional

De la Fuerza Armada Nacional

INSTITUCIÓN PROFESIONAL SIN MILITANCIA POLÍTICA

ART. 328.- La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta Constitución y con la ley. En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. Sus pilares fundamentales son la disciplina, la obediencia y la subordinación. La Fuerza Armada Nacional está integrada por el Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional, que funcionan de manera integral dentro del marco de su competencia para el cumplimiento de su misión, con un régimen de seguridad social integral propio, según lo establezca su respectiva ley orgánica.”

En este artículo está lo esencial del problema. Basta leerlo con detenimiento para sacar conclusiones relativas a lo que estamos viviendo en la Venezuela de hoy. Existen otros artículos de la Carta Magna que también son útiles, pero creo suficiente lo citado textualmente.

Estamos a las puertas de una elección presidencial histórica. Está convocada, como todos sabemos, para el próximo 28 de julio del presente año. La inmensa mayoría de los venezolanos, alrededor del 80%, aspira un cambio radical en la conducción del país, rechaza la ilógica e insólita aspiración de Nicolás Maduro Moros para presidir formalmente un tercer período en el cargo que detenta, además del tiempo que estuvo como vicepresidente del difunto Hugo Chávez, sustituyéndolo después de su muerte.

La preocupación es que el combo que dirige el régimen pretenda desconocer la voluntad popular, bien impidiendo la elección pacífica del 28-J, desconociendo los resultados de concretarse y de profundizar la política de represión y violencia para que el miedo se apodere de muchos votantes opositores y así generar abstención.

Queremos ratificar que estamos preparados para enfrentar cualquier barbaridad del régimen. También nuestra confianza en el valor y en el coraje de nuestras Fuerzas Armadas. La familia militar también es parte de la familia civil. En ese mundo al igual que en el civil, hay de todo: buenos, regulares y malos. Honrados a carta cabal y deshonestos conocidos. Es la hora de los buenos. El cambio será una realidad indetenible.


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