9/06/2024 | IFM Noticias

Foto: Cortesía -Montaje: IFMNOTICIAS

Según indican, con los procesos de paz, no se ha beneficiado el pueblo colombiano. Son tajantes en afirmar que lo que se ha hecho con estos procesos es limitar el accionar de las fuerzas del orden y lograr, en el tiempo, un fortalecimiento, tanto en la presencia a lo largo y ancho del territorio nacional.

Los grupos como el ELN y las FARC en su diferentes facciones, han logrado “retomar el reclutamiento para sus filas, empleando a muchos venezolanos que llegaron y no tienen nada que hacer en el país y otros que en realidad, llegaron directamente desde Venezuela recomendados por el gobierno de ese país”, dicen.

Señalan que no ha sido gratuito que los grandes líderes guerrilleros cruzaron la frontera y muchos viven allí. “Son solo los hombres los que cruzan la frontera de regreso en algunos de los territorios para transmitir mensajes hombre a hombre para evitar ser interceptados. Sus comunicaciones radiales y celulares han ido cambiando y han generado rutas específicas con “hombres correo” para evitar las acciones militares”. Explican

No obstante, reconocen que gracias a las negociaciones y a las limitaciones por las órdenes del gobierno para actuar contundentemente, “en muchas ocasiones el papel nuestro es el de observadores. Somos en inteligencia los que buscamos actuar secretamente, infiltrados para saber lo que están haciendo, pero no podemos hacer nada más porque esas treguas con el gobierno no dejan actuar”, explican.

“Desde que comenzó este gobierno, hemos visto como zonas del país en donde ya no había guerrilla, estos han vuelto”, pero no necesariamente han regresado armados, explican que su trabajo se ha ido sofisticando y van desde la intervención con las comunidades, haciéndoles creer que el Estado los olvidó y que son ellos su única salvación para mantener la seguridad. “Actúan como si fueran autoridad, no solo son vigilantes, son quienes resuelven los problemas de la gente y dan los permisos de quién entra y quién sale. Tienen condicionados a los alcaldes. No se hace nada sin ellos” comenta uno de los miembros de inteligencia, que recuerda que varias de estas denuncias, inclusive, han salido a los medios de comunicación.

“Se han dividido el país. Están coordinados. FARC y ELN tienen un pacto de no agresión que se rompió no hace mucho en el Chocó y que iba teniendo repercusiones en Antioquia, pero eso es porque su actividad económica también está cambiando” señalan. Explican que, por ejemplo, el ELN ha llevado a la mesa de diálogo las formas de financiación porque tienen problemas económicos para su expansión. “Como el ejército ya no los combate, están más tranquilos, pero sus planes de expansión cuesta y no tienen recursos, por eso están incrementando el secuestro y otros negocios de dinero rápido”. Explican que esto no es solo de ELN, “las FARC también están haciendo lo propio y más que hay divisiones grandes en sus facciones y muchas tienen que cumplir con una meta, la primera es que puedan ser autosuficientes en su sector y luego aportar a la causa”.

En el caso de las guerrillas de izquierda, la relación rural con los campesinos es la clave, pues manteniendo la presión, logran ampliar las hectáreas de cultivo en las zonas que dominan. “A futuro esto de los cultivos va a ser un gran problema para controlarlo, porque ahora no hay quien lo pare, porque no se puede actuar militarmente, porque el gobierno no deja, es que como están negociando, no hay forma de combatirlos. Solo lo estamos medianamente haciendo en el suroccidente, allá en el Cauca, Nariño y el sur del Valle; donde se rompió el cese al fuego, pero no se rompió porque sí, eso fue porque internamente entre ellos se dividieron. Pero mire que todavía siguen dialogando” explica otro de los entrevistados.

La extorsión, la coca y el combustible; son todavía las principales formas de finanzas de estos grupos y cada vez más, su control territorial se incrementa, sin que las Fuerzas Armadas puedan hacer más de lo que el Gobierno les permite. “Se están convirtiendo en dueños de las tierras. El despojo de tierras se ha incrementado en Norte de Santander, Guaviare, Caquetá, Putumayo…” señalan.

Pero lo más delicado, señalan, es que suplantan al Estado. “Ellos están ejerciendo el poder de manera real y ya no es por la fuerza. Tienen ocupados los territorios. Ya todos saben quiénes son y dan las órdenes. Hay poblaciones en donde la Policía prácticamente les tiene que obedecer. Están en desventaja, son muy pocos con poco armamento para combatirlos. Es humillante para ellos, ver como son los guerrilleros los que patrullan las calles y no ellos, son los guerrilleros los que atienden las riñas, deciden por los jueces, dan órdenes en los concejos municipales y controlan a los alcaldes; porque si no lo hacen, todos saben que no hay quien los defienda. Los más osados se van saliendo de sus territorios”. Explican.

De lo anterior recuerdan muchos casos de líderes sociales que han tenido que salir, concejales y alcaldes que gobiernas o intentan hacerlo desde ciudades capitales. “Mire que ya van varios concejales muertos… no me pregunte por qué” apuntan.

Pero la influencia de los grupos armados ilegales de izquierda va más allá de la idea de que su accionar es rural. “Cada vez los vemos más en las ciudades. Sus milicias son entrenadas por los expertos de estas guerrillas. Esas milicias no son todas directamente de estos grupos, hemos detectado como van reclutando en barrios, en colegios y universidades y van armando “grupos juveniles” que disfrazan a través de ONGs o de organizaciones populares y comunitarias. Se están apoyando en los programas del gobierno para ir creciendo, tienen casas en barrios donde se reúnen en las principales ciudades capitales del país”.

Cuando se les pregunta si estos grupos son de la primera línea, dejan la respuesta al aire. “Usted interprete. Ahí hay de todo un poco, juventudes del M-19, milicias del ELN y FARC, Primera Línea y otros grupos de juventudes comunistas, revolucionarias que se suman y se hacen llamar colectivos… nos llama la atención que buscan despistar con causas, como ambientales, LGTBI, hasta clubes deportivos. Lo que están haciendo es llamarse “grupos juveniles populares” independiente de donde vengan y se están organizando para pedirle al gobierno desde casas, locales y edificios. Detectamos también grupos que están infiltrando, sobre todo con la idea de ser colectivos con objetivos productivos, pero buscan es formar a estos jóvenes en la revolución”.

Para la inteligencia estatal, las Universidades están siendo instrumentalizadas por estos grupos de milicias urbanas que se han ido fortaleciendo desde las guerrillas. “El problema con las universidades es que no podemos actuar dentro, pero allí están los laboratorios. Están entrenándose en explosivos dentro de las universidades. Allí tienen los salones para aprender las técnicas. Aprenden de Derechos Humanos y legislación para si son atrapados, saber cómo pueden burlar la ley. Aprenden de armas no convencionales y de actuación de Guerra de Guerrillas, que va desde como camuflarse, analizan rutas de escape y otros”.

Cuentan que en las universidades, muchos de quienes terminan protagonizando las revueltas, cierres de vías y demás, ni siquiera con estudiantes, son milicianos que se hacen pasar por estudiantes. “Hemos detectado, por ejemplo, en Medellín, que muchos de quienes actúan con monos azules y encapuchados bloquean las calles, no son estudiantes, ni siquiera son de la ciudad, habla con acentos que no son de allí, pero se hacen pasar por estudiantes. Lo que sí hacen es reclutar y obligar a muchos a que los apoyen”.

El poder de los grupos armados, en diálogo con el gobierno, crece a diferentes niveles, entre ellos, con lo que llaman franquicias de acción, un esquema de buscar grupos de delincuentes que actúen en las ciudades sin que se puedan identificar claramente con alguno de los grupos. “Es que lo que hacen es que los utilizan para que investiguen a las víctimas, principalmente de extorsiones, empresarios, políticos. Hacen seguimientos, se hacen pasar por clientes, consiguen información. Esta se la venden a los grupos guerrilleros y hasta ejecutan acciones, como cuando secuestran, a veces actúan y venden la víctima, pero la mayoría de los casos, venden la información y el grupo guerrillero les indica contra quién actuar y así se hace el negocio. Para ellos es un negocio”.

En las ciudades, a las guerrillas les ha quedado más difícil actuar, cuentan que la acción de los Gaula ha sido más efectiva. Si bien desde el gobierno se ha dado orden de no actuar contra los grupos de bandas y primera línea que están negociando, no hay forma de determinar quién es quién en una ciudad, por lo que primero se actúan y ya son las autoridades judiciales las que toman determinaciones al momento de las legalizaciones de captura.

“En las ciudades tenemos más fuerza de acción. Trabajamos con la misma inteligencia, obtenemos información. El tema que hemos detectado, es que estas bandas no trabajan desde las calles sino desde las cárceles. En la calle solo se ejecutan las órdenes. Las guerrillas están comprando y vendiendo acciones urbanas en y desde las cárceles. Es su nuevo espacio de transacción” señalan.