17/06/2024 | Por Eugenio Trujillo Villegas | Director: Sociedad Colombiana Tradición y Acción | trujillo.eugenio@gmail.com

Una noticia publicada la semana pasada anunció que el Crucifijo que ha presidido la Sala Plena de la Corte Constitucional durante más de 30 años, ha sido retirado del recinto. Su augusta presencia ya no presidirá las deliberaciones de la Corte.

El Crucifijo fue objeto de numerosas demandas hechas por fanáticos anticatólicos, que pretendían sacar de esa sala de la Corte la Imagen de Dios crucificado. Sin embargo, ninguna de ellas había conseguido apartar el Cristo de su lugar de honra, lo que acontece ahora por una decisión de los magistrados de la Corte.

¡Son señales simbólicas muy importantes de los tiempos en que vivimos!

Un testigo de las arbitrariedades de la Corte

La realidad es que ese Cristo, en los últimos años, ha sido el principal testigo de una serie de decisiones inconstitucionales tomadas por el alto Tribunal, que son de un total irrespeto por los valores cristianos que profesamos la mayoría de los colombianos.

La Corte no está facultada para crear o aprobar leyes, pues esa es la función del Congreso de la República. Su papel se debe limitar a decidir si esas leyes aprobadas por el Congreso están o no de acuerdo con la Constitución, pero la Corte se ha otorgado el derecho de crear leyes a su antojo, sin tener facultades para ello.

Fue así como, a los pies de ese Crucifijo, la Corte aprobó el aborto hace algunos años, dando vía libre al asesinato de criaturas indefensas en el vientre de sus madres. Allí también fueron aprobadas la eutanasia, el “matrimonio” homosexual y la adopción de niños por parte de parejas homosexuales. Y se aprobó el uso libre de las drogas, la ideología de género, la educación sexual de los niños a partir de los cinco años, la utilización de baños especiales en las instituciones públicas para aquellos adultos que no saben si son hombres o mujeres, y otras aberraciones contrarias al Derecho Natural, al sentido común y a los valores cristianos.

En el año 1994, en esa misma sala se proclamó que los presidentes de Colombia no podían seguir consagrando todos los años el País al Sagrado Corazón de Jesús. La Corte prohibió esta ceremonia de Estado que se venía realizando desde 1902, para implorar a Dios por la consecución de la verdadera paz. Paradójicamente, la Corte nunca se ha pronunciado por las frecuentes “consagraciones” realizadas por los presidentes Santos y Petro a la llamada Pachamama, a la brujería satánica cubano-venezolana y a los continuos ritos de brujería que se realizan en la Casa de Nariño y en otras dependencias oficiales.

La Corte fue responsable del robo del Plebiscito

Pasando al escenario de los asuntos políticos, ante el mismo Crucifijo se decidió desconocer el resultado del Plebiscito de 2016, en el cual Colombia rechazó el Acuerdo con las FARC. Pero, además, lo que ya es una flagrante violación de la Constitución y de los principios elementales de la democracia que deberían ser defendidos por la Corte, también se estableció que ese Acuerdo, que fue rechazado en las urnas, fuera elevado por ellos a norma Constitucional.

También, ante la exigencia de las FARC para firmar el espurio Acuerdo, la Corte ordenó en ese mismo año 2016 la prohibición de fumigar los cultivos de coca con glifosato, ante una ponencia mentirosa y falsa del entonces ministro de salud, Alejandro Gaviria, quien después fue el ministro de educación de Petro, hasta que lo echaron a las patadas del cargo.

Acontece que casi todos los cultivos del mundo, y también los de Colombia, son fumigados con glifosato para combatir plagas y malezas. Con esa medida, lo que la Corte consiguió fue multiplicar los cultivos de coca en Colombia, que pasaron de 50.000 hectáreas en la época a más de 300.000 hectáreas en la actualidad, lo cual ha sido el factor de enriquecimiento de las FARC y de todos los grupos criminales y terroristas que destruyen la Nación.

Finalmente, a los pies del mismo Cristo se produjo la sentencia inaudita de prohibir la pesca artesanal en ríos y lagunas, pues según la Corte, los peces son seres “sintientes”, y por tal razón no se los puede pescar para usarlos como alimento.

¡Qué contradicción aberrante! Pues ese “estatus” de “seres sintientes” no se les concede a los bebés que están por nacer, de tal forma que la Corte aprueba que los maten en el seno de sus madres y los utilicen para hacer vacunas y productos cosméticos. Para ellos, un bebé en el seno de su madre no es un ser “sintiente”, pero un animal cualquiera sí lo es.

Deberían prestar o donar el Cristo

Entonces, ante tales decisiones de los magistrados, uno se pregunta si no es mejor que el Crucifijo deje de presidir la Sala Plena de la Corte, pues muchas de sus sentencias son radicalmente contrarias a los principios morales representados por el Crucifijo.

Más adecuado sería que el sagrado Crucifijo sea trasladado a otro lugar, en donde se le brinde el respeto y el reconocimiento que merece, pues es un símbolo de la fe del pueblo colombiano.

Por todas estas razones, me permito solicitar a la Corte Constitucional que ese Crucifijo sea donado o prestado a título de comodato a la Sociedad Colombiana Tradición y Acción, para que sea honrado en nuestra sede, hasta el día en que otros magistrados decidan devolverlo al lugar donde siempre estuvo y de donde nunca debió ser retirado.