19/06/2024 | La Gaceta de la Iberosfera | Por Carlos Esteban

Sigue el delirio ‘woke’

El primer ministro de Australia, Anthony Albanese. Europa Press

Llevan ya décadas sermoneándonos a los varones para que «deconstruyamos» nuestra masculinidad, es decir, para que nos volvamos más parecidos a las mujeres, pero, afortunadamente, hasta ahora no se han agrupado esos esfuerzos en un organismo oficial con mando en plaza. Australia, sin embargo, decidida a convertirse en la Disneylandia del ‘wokismo’, ha dado ese orwelliano paso.

La primera ministra del estado de Victoria ha creado un nuevo Ministerio para cambiar y controlar a los varones, así como suena. Y no es extraño, porque Australia lleva unos años postulándose como vanguardia del totalitarismo que nos preparan a todos en Occidente. Durante el Covid se reveló como un digno heredero de la Kampuchea de Pol Pot aplicando atroces violaciones de las libertades ciudadanas, aunque no se queda atrás la infestación del feminismo radical en la esfera pública y la toma de control de los criterios DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) en el propio Gobierno.

Jacinta Allan anunció este mes que el diputado estatal Tim Richardson estrenará el cargo de Secretario Parlamentario para el «Cambio de Comportamiento de los Hombres». El nombramiento respondía a un mensaje del primer ministro nacional, Anthony Albanese, en el que calificaba la violencia de género como una «crisis nacional» y prometía nuevas medidas para atajarlo. Primero se culpó a las armas de fuego, pero ya son ilegales, así que ahora los culpables son los hombres, en general.

Los medios nacionales, como suele ser el caso en nuestro mundo, aplaudieron la idea a rabiar. Hablando de la terrible «crisis de violencia sexista contra las mujeres» que azota al país. Sólo que no es verdad si nos atenemos a los datos. Los registros hospitalarios de agresiones y homicidios en Australia muestran una disminución constante entre hombres y mujeres en las últimas dos décadas, y también muestran que los hombres tienen muchas más probabilidades de ser víctimas que perpetradores. Claro que todo depende de cómo defina uno la «violencia machista». Pero lo que importa es la ideología.

Tim Richardson sugirió que su papel se centrará principalmente en Internet y en cómo «afecta las actitudes de los hombres hacia las mujeres». En otras palabras, es probable que el Gobierno quiera controlar el discurso en la web para prevenir comportamientos masculinos «tóxicos». En otras palabras: censura.