4/06/2024 | Por José Gregorio Martínez | PanAm Post

María Corina Machado dijo este martes que el CNE está «a tiempo de rectificar», con respecto a la invitación como observador internacional que le fue retirada a la Unión Europea, y agregó que la decisión de Colombia y Brasil de no enviar observadores obedece a una posición influenciada por esta medida. En su defecto, aseguró que defenderán el resultado con «observación popular», a lo que agregó el candidato Edmundo González que ya se han conformado 27.000 ‘comanditos’. ¿Será suficiente?

Description: El reto de ganar una elección en dictadura sin observación internacional
Ante la falta de observación internacional, María Corina Machado y Edmundo González apuestan por la “observación popular” con más de 27.000 comanditos que se habrían conformado hasta la fecha. (X)

Resulta por lo menos ingenuo pensar que el régimen de Nicolás Maduro no pondrá más obstáculos a la oposición en el camino a las elecciones presidenciales del 28 de julio. Después de haber superado artimañas oficialistas como la inconstitucional inhabilitación de María Corina Machado, el bloqueo sin argumento jurídico alguno a la postulación de su representante para los comicios Corina Yoris, la persecución judicial a cientos de opositores y las trabas que redujeron a tan solo 0,89 % la inscripción de los venezolanos en el exterior en el registro electoral, la coalición opositora cerró filas en torno a la candidatura de Edmundo González Urrutia, el único aspirante que contaba con el respaldo de Machado que la dictadura permitió inscribir, y quien según todas las encuestas ya triplica en intención de voto a Maduro. Sin embargo, esto no es suficiente, ya que bajo una tiranía como la venezolana cobra fuerza la frase que se le atribuye al dictador soviético Joseph Stalin: “No importa quién vota, sino quién cuenta los votos”.

Esto lo ha sabido por años la oposición venezolana, que en procesos electorales como las presidenciales de 2018 y las parlamentarias de 2005 y 2020 optó por no participar y llamar a la abstención, alegando una justificada desconfianza en el órgano electoral controlado desde el Palacio de Miraflores. Las condiciones no han cambiado. No obstante, con el enorme liderazgo que ha construido María Corina Machado, los partidos que adversan al chavismo consiguieron conformar una unidad casi perfecta para ilusionar nuevamente a los venezolanos con la promesa de derrotar al oficialismo en las urnas. No hay duda de que los votos sobran para alcanzar la meta pero, ¿se podrá decir lo mismo de los miembros de mesa, testigos y observadores para defender el resultado?

La observación internacional: figura reducida y ausente

Lo primero que hay que recordar es que, bajo el régimen chavista, el Consejo Nacional Electoral (CNE) ha reducido la figura de la observación internacional a “acompañamiento”, argumentando que el anterior modelo “se había constituido en la práctica en una especie de acción supranacional” que estaba “asociada a los procesos de descolonización” y que “pretendía constituirse en la fuente de legitimación de los procesos nacionales” al aplicar “criterios, conocimientos e instrumentos de evaluación técnicos, del proceso que se evalúa para comprobar y certificar su desarrollo correcto”, según explica el CNE en su página web.

De esta manera, con la figura de “acompañante” internacional se redujo enormemente la labor y autonomía que tenían los observadores. Pero no conforme con esto, la observación o “acompañamiento” internacional será escasa el 28 de julio, considerando que la dictadura revocó la invitación que había enviado a la Unión Europea (UE) —establecida en el acuerdo de Barbados—, y países vecinos como Colombia y Brasil anunciaron que no enviarán una misión de observación a Venezuela, en el primer caso “por no contar con suficiente tiempo para estructurar una observación con las características técnicas que exigía la MOE”, según el canciller colombiano Luis Gilberto Murillo, y en el segundo se desconocen los motivos de la decisión tomada por el Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil. Así, las preocupaciones por la garantía de unas elecciones libres y competitivas en Venezuela expresadas por los presidentes Gustavo Petro y Luiz Inácio Lula da Silva quedan como meras declaraciones aisladas para caducados titulares de prensa.

Una batalla épica por todo o nada

¿Preocupa la falta de observación internacional a la oposición? Por supuesto que sí. “Yo creo que estamos a tiempo de rectificar esto. Por el bien de todos”, dijo este martes María Corina Machado con respecto a la invitación que le fue retirada a la Unión Europea. Sobre la decisión de Colombia y Brasil dijo que probablemente responde a la influencia que ha ejercido el hecho de haberle cerrado las puertas a la UE. Sin embargo, esto no parece detener a los opositores, que apuestan por mantenerse firmes en la ruta electoral confiando en la victoria el 28 de julio. Ante la falta de observación internacional aseguran que defenderán el resultado con “observación popular”, como resaltó Machado.

Llegar “hasta el final” ha sido para la indiscutible vencedora de las primarias del 22 de octubre más que un slogan de campaña. Pese a la ratificación de la inhabilitación que le impidió inscribir su candidatura, la líder de la oposición venezolana ha seguido recorriendo el país con afiches de Edmundo González en mano para endosarle el respaldo popular que ha cosechado y que se evidencia en todas las encuestas. Se trata de una batalla épica donde se juega a todo o nada. Las calles y los estudios de opinión indican que fácilmente se impondría esa primera opción: el todo. Por supuesto el régimen no se quedará de brazos cruzados y jugará sus últimas cartas para intentar dejar a la oposición en esa segunda opción indeseada: la nada.

No hay que olvidar que la dictadura controla todas las instituciones, incluyendo el CNE, que ha habilitado un total de 16.025 centros de votación (15.923 en Venezuela), y que al menos 1.700 de estos son nuevos y, en su mayoría, tienen sospechosamente una sola mesa electoral, algo inusual que despierta preocupación, sobre todo por ser considerados centros “hostiles”, bien por estar en lugares de difícil acceso o en zonas controladas por el chavismo, donde la presencia de testigos opositores puede llegar a ser una odisea. Son un total de 21.620.705 venezolanos (69.211 en el extranjero) los habilitados para votar el 28 de julio, según la Gaceta Electoral difundida este martes por el CNE.

Más de 27.000 ‘comanditos’: ¿Será suficiente?

La coalición opositora ha venido organizando una estructura electoral con los llamados ‘comanditos’, que según dijo este martes el candidato Edmundo González ya se habrían conformado más de 27.000 “a lo largo y ancho del país”, aunque sin precisar por el momento si tendrían cubiertos todos los 16.025 centros de votación. “Tenemos que asegurarnos de que tenemos una estructura, una plataforma robusta, de acero, como nunca antes hemos hecho, para asegurar que cada voto cuente”, agregó María Corina Machado con respecto a esta “observación popular” que aseguran garantizará la defensa del voto.

No hay duda de que, como dijo el politólogo Nicmer Evans en una reciente entrevista con PanAm Post, la oposición acude a estos comicios con “la mayor ventaja posible y la mayor expectativa de triunfo que jamás haya tenido”, pero “con las peores condiciones electorales de toda la historia republicana”. Por este motivo el desafío de ganar una elección sin observación internacional es enorme y pone sobre la mesa varias preguntas para evitar que los partidos conduzcan a la inmensa mayoría del país que reclama un cambio a otra frustración, como ha ocurrido en el pasado: ¿Está la Plataforma Unitaria en capacidad de cuidar los votos en todos los centros electorales? ¿Será suficiente la observación ciudadana para llenar el vacío del llamado “acompañamiento” internacional? ¿Qué harán los líderes de la oposición si el CNE anuncia la noche del 28 de julio un resultado distinto al que manejen en sus comandos? En este último escenario el país no soportará otro llamado a “poner salsa”, como fue la insólita protesta convocada por Henrique Capriles en 2013, cuando le fue arrebatado el triunfo en las elecciones presidenciales tras la muerte de Hugo Chávez.