23/06/2024 | Por José Francisco García M.

Nota de la dirección: El importante llamamiento del doctor Juan J. Gómez Gómez a la unión de las fuerzas democráticas, en ¡Viva la Nueva Derecha! publicado el 21 de junio ha merecido observaciones dignas de consideración de otro de nuestros más apreciados colaboradores, José Francisco García Medina, que dejamos a consideración de los lectores.


Primero el obligatorio disclaimer: con todo respeto y cordialidad quisiera hacerle unos comentarios y puntualizaciones a una columna de un colaborador habitual de La Linterna Azul. No es mi intención ofender o atacar a su autor, a quien no conozco personalmente, pero estoy seguro de que es una buena persona y un valioso colaborador de este medio.

Juan José Gómez G., en su columna ¡Viva la Nueva Derecha!, publicada en La Linterna Azul el día 21 de junio de 2024, nos muestra entusiasmo por una afirmación del expresidente Iván Duque. Así, lo que dicho expresidente dice es que se debe crear una Alianza Nacional Republicana con vista a las elecciones del año 2026, y cuyo objetivo sea hacerle frente al narcomunismo subversivo del Pacto Histórico y sus partidos aliados. Según Juan José Gómez, esta Alianza debería de estar conformada por personas como Vicky Dávila, Abelardo de la Espriella, María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Jota Pe Hernández, Paola Holguín, Miguel Uribe, Enrique Gómez, David Luna, German Vargas Lleras y el mismo Iván Duque. Igualmente, Juan José Gómez se muestra muy de acuerdo con esta idea, y considera que las personas ante mencionadas son extremadamente valiosas e idóneas, y constituyen una solución viable para los tiempos terribles que estamos viviendo.

Para examinar la veracidad de la posición de Juan José Gómez analicemos uno a uno los integrantes de este variopinto grupo, empezando con los menos malos. Vicky Dávila, como directora de la Revista Semana, ha hecho más contra el narcomunismo subversivo del Pacto Histórico que el Centro Democrático en los últimos 8 años, y esto no es una apreciación sino un hecho. Desde la divulgación de los petrovideos (terrible nombre, por cierto) hasta la revelación del tema de las interceptaciones ilegales y las maletas llenas de dinero de Laura Sarabia, Vicky y Semana siempre han estado ahí, haciendo todo el ruido que los Gilinski les han hacer. Abelardo de la Espriella tiene el corazón en el lugar correcto, pero la imagen que se ha construido en los últimos años lo hace ver como un nouveau riche[1] vulgar, y su cercanía al líder de la oposición controlada lo convierte inmediatamente en sospechoso de ser capaz de pactar con el Enemigo si ello le trae algún beneficio personal. Enrique Gómez tiene el mejor discurso político de todo el grupo (salvo en el tema de drogas), pero por alguna razón él y su partido político se han convertido en un meme, y nadie los toma en serio.

Ahora pasemos a los malos. Las tías uribistas Paloma Valencia, Paola Holguín y Miguel Uribe (que es una tía más) son las versiones AliExpress de Álvaro Uribe Vélez. Su formación política es nula, y alguna de ellas incluso ha llegado a afirmar que le gusta “(…) muchísimo el Socialismo (…)”. En apariencia son amigas, pero entre ellas compiten desesperadamente por ser la que diga Uribe, y así obtener el caudal de votos que este aún posee. Solo aspiran a llegar al poder para continuar el legado familiar, para lograr movilidad socioeconómica o reivindicar un cierto feminismo uribista.

María Fernanda Cabal tiene unas posiciones claras con respecto a temas de orden público, y ha intentado introducir el discurso Liberal de Vox y Milei en Colombia; sin embargo, su credibilidad se ve reducida a cero por el papel de su esposo, José Félix Lafaurie, como parte del equipo designado por el narcodictador para darle gusto a la narcoguerrilla comunista del ELN. Mi abuela decía que “no se puede servir a Dios y al Diablo al mismo tiempo”, y pareciera que a eso están apostando la pareja Lafaurie/Cabal.

Sigamos con los más malos. German Vargas Lleras y David Luna fueron cómplices activos de Juan Manuel Santos en los ilegales Acuerdos de La Habana, y por ende no tienen ninguna autoridad moral para venderse a sí mismos como adalides de la oposición. El mismo Vargas Lleras fue vicepresidente de Santos, lo que nos muestra que era un hombre de su entera confianza. El daño que le hizo a Colombia Juan Manuel Santos y su falso proceso de paz es irreparable, y estas dos personas participaron voluntariamente en él.

Señor Juan José Gómez, ninguno de los mencionados anteriormente tiene la voluntad, la capacidad, la experiencia, o la educación necesaria para salvarnos de la narcodictadura que nos gobierna. Confiar y esperar que ellos, cuyo prontuario he mostrado superficialmente, salven a Colombia es como esperar que un lobo sea pastor de un rebaño de ovejas, o poner al honorable (sic) Senador Tornillo de director de una escuela primaria.

Los únicos que podemos salvar a Colombia somos nosotros, y lo tendremos que hacer con sangre, fuego, sudor y lágrimas.


[1] Nuevo rico, en francés.