28/03/2024 | El Colombiano
El mandatario sigue manifestándose en contra de la “vaca” que se adelanta en el departamento con el fin de financiar la terminación de las obras de las vías de cuarta generación.
La “vaca” que lidera Antioquia para recoger la plata que falta para concluir las vías 4G sigue avanzando en aportes de donantes, pero también alimenta las discusiones sobre realmente cuál es el monto que necesita el departamento para acabar importantes megaproyectos como el Túnel del Toyo.
En una publicación que hizo este miércoles el presidente Gustavo Petro en sus redes sociales en respuesta a información de EL COLOMBIANO afirmó que su gobierno “ya giró $1,1 billones” para el Túnel del Toyo, uno de los megaproyectos más importantes del departamento. En efecto, eso es cierto. Pero no fue tan simple como que lo hizo por gusto, sino porque era una obligación que no podía eludir, en tanto que fue un compromiso que se adquirió desde el gobierno del expresidente Iván Duque con el departamento.
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Para entender un poco más: esta obra cuesta unos $5 billones, de los cuales, hace años, la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Medellín pusieron casi $3,5 billones. Y la Nación se comprometió a aportar por medio de vigencias futuras esos $1,1 billones de los que habla Petro. Sin embargo, como se dijo en varias ocasiones, él no estuvo muy dispuesto a aportar los montos correspondientes a 2024 ($330.600 millones) y 2025 ($328.076 millones), que suman alrededor de $660.000 dentro de esa cifra de $1,1 billones.
De hecho, hay que recordar que el ministro de Transporte William Camargo aseguró en su momento, desde 2023 e incluso hasta inicios de este año, que el gobierno no tenía plata para terminar los proyectos 4G de Antioquia, lo que despertó descontento y críticas en la mayoría de la bancada antioqueña del Congreso de la República y en otros sectores económicos, políticos y sociales de la región y el país.
Y fueron conocidos también los rifirrafes que el presidente tuvo con su exdirector de Planeación Jorge Iván González, quien terminó renunciando por fuertes diferencias entre ambos y una de ellas fue que no hubo conciliación con la liquidación de Presupuesto de la Nación, pues, al parecer, Petro quería incumplir compromisos que tienen vigencia futura con algunas regiones como Antioquia, en tema de obras.
Es decir, hay mucho sustento sobre la intención del actual Gobierno Nacional de no entregar esos aportes, así los haya tenido que hacer porque, como ya se explicó, es un compromiso del Estado que no se puede incumplir.
Ahora bien, el florero de Llorente de todo este asunto es que faltan alrededor de $650.000 millones que el mandatario dijo en su cuenta de X el pasado martes que el gobierno sí va a poner para el Toyo. “Es cierto que al Túnel del Toyo le faltan $650.000 millones que mi gobierno pondrá”, fueron las palabras textuales de Petro.
Este dinero se sustenta, explicó en su cuenta de X José Fernando Villegas, director de la Cámara Colombiana de la Infraestructura, en que los costos de materiales han aumentado, pues los presupuestos para esta obra se hicieron antes de pandemia y antes de la guerra en Ucrania que, por ejemplo, elevó los precios del acero. El directivo anotó que tampoco se proyectaron las inflaciones tan altas que ha tenido Colombia en los últimos dos años.
Y hay cierta urgencia con ese dinero, porque desde la Secretaría de Infraestructura de Antioquia han dicho que si en los próximos meses el gobierno nacional no gira por lo menos $300.000 de los $650.000 millones, las obras se paralizarían y el túnel del Toyo, que con 9,73 kilómetros de longitud sería el más largo de Latinoamérica, se convertiría en un gran elefante blanco, pues es poco lo que falta para terminarlo.
De ahí que tras la respuesta de Petro en Urabá sobre que se debería invertir en acueductos en vez de vías 4G, la Gobernación de Antioquia haya recurrido a la “vaca”, como una alternativa de financiación urgente. Desde su lanzamiento hace menos de una semana con la iniciativa se han recogido más de $2.600 millones que, aunque hablan del entusiasmo y la solidaridad de miles de antioqueños para sacar adelante las obras ante la negativa inicial del gobierno nacional, representan menos del 1% de la meta que se tiene de recoger $1 billón, no solo para el Toyo, sino también para otras obras 4G.
Entonces, ahora que el presidente dice que su gobierno pondrá esos $650.000 millones para el Toyo es una buena noticia para el departamento, porque como dicen muchas fuentes estos proyectos benefician a todas las regiones e, incluso, son cruciales para conectar con otras del país.
Adicionalmente, hay que decir que entre esos compromisos que los gobiernos nacionales no pueden evadir también está uno que viene desde el periodo del expresidente Juan Manuel Santos por el que el gobierno Petro giró casi $1 billón más en el marco de la obra del Toyo, para pagar a concesionarios privados el desequilibrio económico, condición que exige la banca internacional para acceder a ese tipo de contratos.
Y todos esos aportes son vistos como una necesidad y un deber para terminar obras como el túnel. “Puerto Antioquia espera empezar a embarcar en febrero de 2025, pero si no se termina el túnel del Toyo, se afectará la competitividad del país porque los cálculos de ahorros en tiempo cambiarían enormemente y habría un atraso grande”, dijo este mes Eladio Ramírez, presidente de la Cámara de Comercio de Urabá, lo que demuestra la importancia de sacar adelante los distintos proyectos.
Ninguna otra región espera tanto la terminación de los corredores como Urabá, zona donde Petro tiene buen caudal político y donde hace poco cuestionó las inversiones en obras 4G. No solo está concesionado un segundo puerto en Turbo —Pisisí—, sino que hay en carpeta inversiones en bodegas, empresas logísticas, hoteles, comercio y transporte, tanto, que los registros de matrículas nuevas crecieron por encima del 16% en lo que va del año. Para que tanta dicha pueda ser cierta, primero se debe resolver el atranque en el Toyo.
De cualquier forma, el deseo de quienes apoyan la “vaca” por las 4G es que ninguna de las importantes obras de infraestructura vial de cuarta generación se convierta en un elefante blanco, pues le causaría un daño enorme al desarrollo, la conectividad y la competitividad.
La Linterna Azul 