24/04/2024 | Por José Francisco García M.

Manifestación del partido político Alternative für Deutschland en Alemania.

Yo sé, yo sé. Este artículo debería ir inmediatamente después de las 3 partes anteriores, pero ajá, lo empecé a escribir… y se me olvido terminarlo. Seguro es Alzheimer

Dejando de lado el disclaimer, y entrando de lleno en nuestro tema, después de los 3 artículos publicados anteriormente estaría claro lo que hay que hacer, pero creo que vale la pena explicarlo de una manera concisa y clara:

Lo primero es definir una doctrina. Esto se escribe fácil, pero es difícil de llevar a la realidad. La oposición extraparlamentaria está conformada de varias tendencias disímiles, y unificarlas en torno a una doctrina es complejo. Pero existen puntos en común, más de lo que pareciera a simple vista, y con ellos que hay que construir dicha doctrina.

Por un lado, tenemos al sector conservador (que no debe ser confundido con el sucio y rastrero partido político que toma ese nombre). Este es un sector caracterizado su vaguedad doctrinal. Sus banderas son lugares comunes como la defensa de la religión (sea esta la Iglesia Católica, o alguna denominación protestante), de las Instituciones, de la Democracia, y el Orden.

Por el otro al sector uribista. Este sector está conformado, en su mayoría, por personas de buen corazón y nula formación política. Un porcentaje significativo son paisas, ya que su acentuado egocentrismo y regionalismo le refuerza su adhesión a su líder. Este sector considera que Álvaro Uribe es el más grande estadista que ha dado Colombia, y que eventualmente saldrá del Ubérrimo montado en un caballo blanco, nos salvará del narcodictador y sus guerrillas marxistas, y volveremos al paraíso terrenal de la Inversión Extranjera y la Seguridad Democrática.

El sector Liberal/Libertario ha experimentado un aumento en los últimos años. Estos son los entusiastas de Agustín Laje y de Javier Milei. Son relativamente formados en su nicho de conocimiento, y defienden en general el Liberalismo Clásico, tanto en sus aspectos políticos como en sus aspectos económicos, haciendo muchísimo énfasis en esto último. Últimamente, algunos sectores del Centro Democrático (la oposición controlada) afines a la senadora María Fernanda Cabal han intentado, de una manera torpe y balbuceante, adoptar este discurso político a Colombia.

También está el sector no alineado. Este es minoritario. Comparte puntos de encuentro con todas las tendencias mencionadas anteriormente, pero no hace parte de ninguna de ellas. Se caracteriza por su formación doctrinal, realismo y pragmatismo político. Se podría decir que es la fuerza de balance dentro de la oposición extraparlamentaria.

Los puntos en común de estas tendencias anteriormente mencionadas son fáciles de encontrar y formular en una doctrina política coherente. A continuación, mencionaré algunos de los más importantes, sin ningún orden particular:

  1. Defensa del Estado de derecho, de la Democracia, de la separación de poderes, y del cumplimiento de la ley.
  2. Mano dura y sin contemplaciones contra la criminalidad, dentro de los límites de la ley. Esto incluye, pero no se limita a la delincuencia común, el crimen organizado, la corrupción, y el narcotráfico.
  3. Liberalismo económico, con algunos matices, que es claramente el modelo económico que la historia ha demostrado como el más exitoso.
  4. Combatir, dentro de los límites de la ley, a la Ideología de Género y la subversión cultural.

Ahora, un punto que todas las tendencias mencionadas anteriormente olvidan, y que es fundamental, es la necesidad de combatir a la subversión comunista tanto en sus manifestaciones armadas como políticas. En esto fallan el 100% de los proyectos políticos “de derecha” actuales. Su incapacidad de aprender de la realidad los pone en la categoría de retrasados mentales funcionales. Como la actual narcodictadura nos lo ha muestra todos los días, todos los partidos políticos de izquierda son cómplices, por acción u omisión, de los grupos comunistas armados. Combatir a la subversión armada sin combatir a la subversión política trajo como resultado que el narcodictador Petro llegara al poder, y Colombia viva bajo una narcodictadura. Y eso no es una apreciación personal, sino un hecho.

Todo proyecto político que permita, patrocine o tolere la existencia de cualquier tipo de organización de izquierda política (sean partidos políticos, centros educativos, universidades, colectivo de abogados, etc.) solo será una solución incompleta y cortoplacista al problema que aqueja nuestro país.

Lo segundo es construir un partido político que se nutra de la doctrina, y luche por la obtención del poder político en todos los niveles. Esta no es una tarea fácil, pero es menos difícil que la anterior. Este partido debe ser vertical, jerárquico, integrado, meritocrático, y sus cuadros deben ser los mejores en todo el sentido de la palabra. La forma específica de organización del partido es accidental, pero su modelo general se puede tomar de las estructuras militares.

Lo tercero es combinar las formas de lucha. Si algo se le puede aprender al enemigo, es que su éxito se basa en la combinación de las formas de lucha. Ellos tienen no solo aparatos políticos, sino también económicos, culturales, jurídicos (de lawfare), sociales y militares. La lucha política es inútil sin la lucha cultural. La lucha cultural es inútil sin lucha jurídica. La lucha social es inútil sin lucha económica. Hay que crear colectivos de abogados, editoriales, think tanks, centros educativos, canales de YouTube, contenido de tiktok, conforme a nuestros principios, valores, y doctrina.

Lo cuarto y último es olvidarnos de la oposición controlada, y en general de la clase política tradicional. Los mejores aliados de la narcodictadura no son sus esbirros, sino aquellos que, teniendo el poder para combatirla, se niegan voluntariamente a hacerlo. Cambio Radical, Centro Democrático, Colombia Justa Libres, y demás partidos políticos que fingen ser oposición solo buscan poder y beneficios personales. Sus integrantes no quieren el bien común, sino satisfacer sus billeteras y sus egos. De nuevo, esto no es una apreciación personal, sino un hecho.