11/03/2022 | CubaNet | Por Alberto Méndez Castelló

El socialismo y el hombre en Cuba fue una especie de “biblia” para los comunistas cubanos y del resto del mundo que venían para ser adoctrinados y entrenados militarmente en la Isla

Description: Che Guevara, El socialismo y El hombre en Cuba, Cuba
Empleados de Seguridad custodian un local estatal en La Habana (Foto: Archivo/Adam Jones)

LAS TUNAS, Cuba. — Este sábado se cumplen 57 años de la publicación de la carta del Che Guevara con la famosa frase del “hombre nuevo”, que luego sería editada con el título de El socialismo y el hombre en Cuba, un folleto exaltado como documento teórico e instructivo técnico político por marxistas en América y en todo el mundo en el afán totalitario de construir la “dictadura del proletariado.

Dirigida a Carlos Quijano, entonces director de Marcha, la carta-opúsculo fue publicada originalmente por el citado semanario uruguayo el 12 de marzo de 1965, con el título de Desde Argel para Marcha. La Revolución cubana hoy. En una nota aclaratoria a esa edición, el periódico uruguayo dijo: “Es un documento de singular importancia para comprender el alcance y los propósitos de la revolución cubana, según los ve uno de los principales actores de la misma”.

El socialismo y el hombre en Cuba sería una especie de “biblia” para los comunistas cubanos y los que del resto del mundo venían para ser adoctrinados y entrenados militarmente en la Isla.

“Para construir el comunismo simultáneamente con la base material hay que hacer el hombre nuevo”, dijo el Che, afirmando que “el hombre realmente alcanza su plena condición humana cuando produce (trabaja) sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía.”

Según la doctrina del Che Guevara, el “hombre del siglo XXI es el que debemos crear, aunque todavía es una aspiración subjetiva y no sistematizada”, porque el socialismo “es joven y tiene errores” y los revolucionarios, decía, “carecemos, muchas veces, de los conocimientos y la audacia intelectual necesarios para encarar la tarea del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distintos a los convencionales”, permeados “por la influencia de la sociedad que los creó” (la de la economía de mercado).

Para la doctrina del guerrillero argentino, y esto lo hemos visto ejercitar repetidamente en Cuba — unas veces de forma engreída y otras aparentando humildad—, el “grupo de vanguardia”, conformado por los dirigentes del Partido Comunista, de las organizaciones supeditadas a ese partido único y los funcionarios del Estado y sus instituciones, es “ideológicamente más avanzado que la masa”, o sea, por las personas dedicadas a sus ocupaciones, oficios, etc.

En el caso de los últimos, Guevara señala que se trata de profesiones que conocían los “valores nuevos”, pero “insuficientemente”, pues sólo “ven a medias y deben ser sometidos a estímulos y presiones de cierta intensidad”, o como el mismo guerrillero la llamó, “la dictadura del proletariado ejercitándose no sólo sobre la clase derrotada, sino también, individualmente, sobre la clase vencedora.”

Para el Che Guevara, “cuando la revolución tomó el poder (en 1959) se produjo el éxodo de los domesticados totales”, porque, según él, los demás, “revolucionarios o no, vieron un camino nuevo”, por lo que, al respecto, y transcurridos 57 años de la publicación de El socialismo y el hombre en Cuba, es útil preguntar: ¿Dónde está “el hombre nuevo” que según el Che Guevara en el ya lejano 1965 “va naciendo”?

Poco antes de morir, el mismo Fidel Castro admitió el desastre del llamado modelo económico cubano —improductivo y estatista—, que, para ganar simpatizantes o al menos silenciar voces descontentas, expropió la propiedad privada pretendiendo que administradores ineptos hicieran producir granjas, haciendas e industrias con la eficacia de sus propietarios, creando, en cambio, dos nuevas clases visibles a partir de la “propiedad socialista de todo el pueblo”: una, la de funcionarios corruptos, negligentes o abúlicos; otra, la del trabajador-ciudadano cruzado de brazos. Así, mientras los primeros se benefician sirviéndose del Estado en lugar de actuar como servidores públicos, los segundos, en la misma medida que son deficientes produciendo bienes y servicios, son apáticos en la reclamación de derechos socioeconómicos y cívicos.

En ese contexto sociopolítico, cientos de jóvenes que pretendieron tomar el destino de sus vidas por sí mismos o bien se encuentran en las cárceles cubanas, acusados o cumpliendo sanción por delitos económicos o políticos, o huyeron o ahora mismo están huyendo de Cuba por todas las rutas posibles en busca de libertades civiles, económicas y políticas que el régimen les niega.

En esa situación y ante la mirada asombrada del mundo civilizado y de los mismos partidarios del castrocomunismo, cientos de los miles de jóvenes —algunos adolescentes casi niños— que el Che Guevara llamaría “el hombre del siglo XXI”, participaron en las manifestaciones del 11 y 12 de julio pasado y han sido condenados por sedición —un delito conceptuado por el Código Penal contra la seguridad interior del Estado y que, para su calificación, requiere la participación tumultuaria y el concierto expreso o tácito de los implicados—, atentado, resistencia, desacato o desórdenes públicos, que son delitos contra la administración y la jurisdicción, entiéndase lo instituido por el Estado.

Así este sábado el “hombre nuevo” llega al cumpleaños 57 de su “bautismo” encarcelado o huyendo de su país. Ese es el fracaso del socialismo en Cuba.