29/04/2024 | Por T. Coronel Gustavo Roa C.

A Colombia le hace falta explorar la verdad en 360 grados. La división y los conflictos que sufre nuestro país son debido a que se conoce solo la verdad a medias. Este resumen es un aporte académico, para que recordemos o entendemos que el conflicto lo han generado actores violentos, de los que un sector se ha protegido con artimañas y estrategias pseudo jurídicas y desfigurando la historia para adquirir nuevos adeptos especialmente entre la juventud.

Increíble, pero hace apenas unos días, Gustavo Petro, actual huésped de la casa de Nariño y ex integrante del grupo terrorista M19, ordenó, como parte de sus habituales shows populistas que tanto les gusta a sus incomprensibles fanáticos, sacar a la tarima una bandera del grupo terrorista, la misma que izaron infinidad de veces, después de los genocidios, las tomas guerrilleras, la destrucción de pueblos, retenes criminales y diversos actos delincuenciales en varias ciudades, del país. Horrible pesadilla, que comenzó con sus apariciones desde 1.974, hasta su desmovilización, luego del acto de generosidad del “establecimiento”, que les permitió ingresar a la vida democrática del país, sin pagar sus crímenes y al que combatieron con crueldad y violencia hasta 1990.

Este tipo de cinismo político es una afrenta no solamente para el pueblo colombiano, sino para la inmensa cantidad de víctimas que dejó regado a lo largo y ancho del territorio nacional el grupo terrorista. Las nuevas generaciones, de colombianos, deben saber que esa bandera que Petro ordeno que se expusiera en una tribuna pública, es la bandera que representa un grupo criminal y terrorista. Comparable solo, a que hoy un dirigente alemán, expusiera públicamente la bandera del nazismo, como parte de su argumento ideológico.

Para evitar seguir siendo engañados, por politiqueros populistas que hoy ostentan accidentalmente el poder de una Nación, con soberbia, egolatría odio y retaliación, es sano recordar su génesis, cuando demostraban la capacidad destrucción contra el Estado.

«El zorro pierde el pelo, pero nunca las mañas».

Ahora recordemos algunos hechos que marcan su vida terrorista y delincuencial, veamos:

La creación de M19 con la mentalidad de una persona como Bateman Cayón, tenía aparentes fundamentos ideológicos sólidos y de alguna manera razonables. Pero en una Organización criminal, surgen muchos intereses, es por eso por lo que, según versiones, fue asesinado con la participación intelectual de algunos integrantes y colegas de su movimiento guerrillero, a través de un montaje como supuesto accidente aéreo, que luego fue desvirtuado por expertos forenses aeronáuticos. Jaime Bateman, Álvaro Fayad, Iván Marino Ospina y Luis Otero Cifuentes, entre otros cabecillas fueron perdiendo su poder ideológico dentro de la dirección de la Organización a causa del crecimiento de intereses generados por el narcotráfico, específicamente del cartel de Medellín a órdenes de Pablo Escobar.

Años después del robo de la espada de Bolívar, robo de armas del Cantón Norte y secuestro y asesinato de Marta Nieves Ochoa y José Raquel Mercado, se convierte en el movimiento más sanguinario incluso que las mismas Farc, Epl, Eln, Quintín Lame y otros, estimulados por intereses de las tres tendencias comunistas de la época (años 60 y 70) la maoísta, marxista y la de Cuba.

Luego aparecen en el ámbito nacional, con tristes episodios como el de Tacueyó, aquél sangriento escenario con más de 164 bárbaros asesinatos contra niños y jóvenes indígenas, seguidos de otros actos criminales en campos y pueblos de los departamentos del sur del país.

  • Complementan el prontuario del M-19:
  • La toma de la embajada de la República Dominicana (1980)
  • Secuestro del Avión Curtis C-46 de Aeropesca (1981)
  • Hundimiento de El Karina (1981)
  • Secuestro de Martha Nieves Ochoa (1981)
  • Ataque a la Casa de Nariño (1982)
  • Batalla de Yarumales (1984)
  • Toma del Palacio de Justicia (1985)
  • Acciones terroristas del Batallón América (1986)
  • Secuestro de Álvaro Gómez Hurtado (1988)
  • Secuestro de políticos, industriales y periodistas, secuestro y asesinato de niños extranjeros hijos de empresarios y más de
  • 48 sangrientas tomas guerrilleras a poblaciones y medios de comunicación, además las
  • Intervenciones terroristas bajo amenazas en Radio y Televisión,
  • Ataques a Batallones y Embajadas,
  • Robo de camiones de alimentos, como acciones populistas y otras más.

Imposible no recordar la sangrienta toma del Palacio de Justicia, bajo las instrucciones del cartel de Medellín y su cabecilla Pablo Escobar, donde incineraron y asesinaron, Magistrados, visitantes empleados, policías, guardas de seguridad y todos los documentos investigativos, que evidenciaban los vínculos y acciones narco terroristas y del M-19, con el Cartel de Medellín. Este violento episodio de la historia nacional enmarca el VERDADERO, TRISTE Y SANGUINARIO prontuario, aún hoy desconocido por algunos, sobre este supuesto grupo con filosofía «seudo nacionalista».

Está misma organización criminal, es la que resultó demostrando años más tarde, ser solo un vulgar grupo de terroristas y narcotraficantes, que luego de la firma de paz con el presidente Virgilio Barco, se beneficiaron burocráticamente del establecimiento y de la oligarquía colombiana, a la cuál tanto criticaron y combatieron con ferocidad y sin contemplaciones, convirtiéndose irónicamente en activistas de la nueva «OLIGARQUÍA COMUNISTA».

Hoy de nuevo, pretende uno de sus exintegrantes, aprovechando su posición política tramando a las nuevas generaciones y a los ignorantes históricos, hablando de “rebeldía”, pero no de terrorismo, para convertirse en «prohombre de la ética y moral nacional».

Petro parece, no haber podido superar eso bajos instintos, perennes en su personalidad y en su ADN, gobierna con odio, retaliación y sentimientos de venganza, contra el mismo “establecimiento” del cual hace parte desde hace muchos años, gracias a la bondad de un Estado que lo acogió como demócrata, sin que ninguno de los integrantes del grupo terrorista, pagara un solo día de cárcel, por sus evidentes actos delincuenciales

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