17/05/2024 | Por Luis Suárez

Sí, este es un país excepcional. Es como un paraíso al que Dios generosamente dotó de todo lo bueno que existe, pues Dios solamente provee lo bueno: el bien. Lo malo, es obra exclusiva de los seres humanos que han abusado de esa generosidad de Dios y han convertido al mundo en algo casi invivible, en una tragedia permanente con la que hay que convivir y sobrevivir.

Es cierto que Colombia se caracterizó siempre, aún después de atravesar por períodos obscuros y trágicos de su historia, por ser un país de leyes democráticas, sólidas y respetables a nivel mundial, pero hemos llegado hoy a un momento en el cual el estado en cabeza del guerrillero presidente Gustavo Petro, rodeado de todos sus secuaces, está conduciendo al país por la dirección equivocada, por el camino del perdedor, generando conflictos, odio y lucha de clases, invocando a sus pocos seguidores y cómplices, para que lo defiendan a toda costa, sin importar el bienestar de la inmensa mayoría de la población.

Sus seguidores no son más que los revoltosos de la primera línea, de la cual él mismo ha proclamado públicamente sentirse orgulloso de pertenecer a ella, enarbolando la bandera del M-19. Son también necesariamente sus adeptos, la mayoría de empleados públicos porque sus salarios provienen del estado burocrático que cada día crece más, empleados que, por su condición de ser públicos, le deben sumisión al gobierno, so pena de perder sus empleos. Son también sus adeptos, los sindicatos oficiales como Fecode, y otros, que igualmente son como fortines de corrupción que no le aportan nada positivo al desarrollo del país, sino más bien, retroceso y miseria al mejor estilo socialista-comunista.

Valga la pena mencionar que esas bases populares a las que Petro está acudiendo, por ser personas en su mayoría afines a su ideología y teorías de izquierda extrema, son personas que realmente son fáciles de engañar con falsas promesas, y que no conocen la verdad sobre la situación real del país, promesas como las de recibir subsidios, tierras y empleos, sin ningún esfuerzo, es algo meramente demagógico. Son avivatos que solo aspiran a vivir de los subsidios del estado, de los impuestos que pagamos todos los contribuyentes honestos. Promesas que al final del día son inviables, irreales, pero que los ignorantes creen y toman como reales. Esto se hace más grave al ver que muchos jóvenes ni trabajan ni estudian, pero son expertos en causar caos y problemas de todo orden, que luchan no por aspirar a superarse y convertirse en ciudadanos de bien, útiles a la sociedad, sino en mendigar subsidios y ayudas del estado para vivir “sabroso” como dice la vicepresidente. Situación similar a la que viven las comunidades indigenistas en el sur del país, los que reciben inmensos recursos de dinero del estado, pero que no pagan impuestos, ni contribuyen en nada en el desarrollo del país. Son republiquetas independientes que solo generan más corrupción, inseguridad y problemas de todo orden.

Pero por otro lado, vemos que hay asociaciones de jóvenes que han despertado a la realidad y se preocupan por investigar y exigir sus derechos dentro de la legalidad, y siguiendo normas de buena conducta y dentro de la civilidad, ellos merecen todo el respeto y apoyo del país.

Lo correcto y lo que debe hacer el gobierno, es patrocinar la creación de nuevas empresas según las necesidades reales del país, generar empleos a todos los niveles, capacitar a jóvenes emprendedores para dirigir esas nuevas empresas, y promover la producción dentro de una sana convivencia que conduzca a la prosperidad del país entero. No es, como sucede ahora, imponer arbitrariamente decisiones improvisadas y sin consensos. Debe, sobre todo el gobierno, usar el sentido común, tan escaso hoy en los políticos de nuestro país. Es incentivar el trabajo y la educación, no la vagancia y los vicios. Está comprobado que la educación, es la base para el desarrollo de cualquier país o sociedad en el mundo, pero aquí estamos haciendo lo contrario, vamos en retroceso.

El gobierno debe entender que los empresarios, los ricos de este país, a quienes tanto detesta Petro, pero de los cuales inevitablemente depende, son los únicos que generan y ofrecen empleos dignos y oportunidades de un desarrollo integral del individuo, que es lo que finalmente hace que el país crezca y sea próspero. No es provocando el quiebre de empresas y forzando la emigración de jóvenes profesionales a otros países, porque acá no se les ofrece oportunidades ni garantías. Gracias a esos ricos y empresarios del sistema capitalista, el mundo ha alcanzado niveles tan altos de desarrollo en todos los campos, incluyendo la ciencia y la tecnología, como jamás alguien se imaginó que se llegaría a alcanzar.

Una de las falsas promesas del gobierno, ha sido el sistema de salud de los educadores, que ya aprobó arbitrariamente, y que está en vigencia, pero que ya se está viendo que en vez de mejorar el sistema como se prometió, ha empeorado, y ya son muchos los reclamos y las graves consecuencias en la salud de muchos pacientes con enfermedades graves, que no encuentran solución a sus reclamos, por malos servicios, por falta de medicamentos y por excesivas demoras para lograr citas médicas y cirugías. ¿Es así como piensa el gobierno insistir en la aprobación del absurdo plan nacional de salud? Pareciera esto más bien, un exterminio en masa programado de tantas vidas humanas.

Por otra parte, en medio de tantos y graves escándalos, y tanta corrupción en los organismos de este gobierno, especialmente en el caso de la seguridad o más bien de la inseguridad, entre otros muchos casos, sabiendo que el presidente no puede estar por encima de las leyes ni de la constitución nacional, sino que se debe ajustar a ellas, y sabiendo que la constitución nacional expresa concretamente que las fuerzas armadas y la policía nacional están para proteger la vida, honra y bienes de todos los ciudadanos, y no para la protección exclusiva del presidente de la república como se advierte en este gobierno, a pesar de ser él, jefe supremo de dichas fuerzas, ¿CÓMO ES POSIBLE que a sabiendas de que el presidente está violando las leyes y la constitución para beneficio propio, y perjuicio del país entero, no actúen las fuerzas armadas y la policía conjunta y coordinadamente con las instituciones pertinentes como el congreso y las cortes, para precisamente defender a la ciudadanía, y aplicarle la ley a este nefasto presidente y destituirlo, por tanto daño que le está causando al país? Pregunto: ¿Son acaso dichas fuerzas e instituciones cómplices del presidente? Esto es lógico por puro sentido común. Claro que esto es el mundo al revés. Ahora para los malos, lo bueno es malo y lo malo es bueno. Así, este país se ha convertido en inviable o fallido.

¿Cuándo terminarán tantas investigaciones por los delitos cometidos por este desgobierno? ¿No es este un país de leyes? y de instituciones sólidas? A decir verdad, el papel aguanta todo. Leyes e instituciones sí, pero corruptas e ineficaces, instituciones llenas de burócratas que solo les interesa devengar altos salarios y tener las uñas libres para incrementar sus patrimonios, y el pueblo que tenga paciencia como cínicamente dice el ministro de salud, de cuyo nombre no quisiera uno acordarse. Igual que el inepto y cobarde ministro de defensa, y la mayoría de los ministerios. Qué vergüenza de gobierno tenemos, y qué desgracia haber caído Colombia tan bajo.

El congreso y las cortes, basados en la cantidad de pruebas recopiladas contra Petro y sus cómplices, debiera agilizar el juicio a que haya lugar y destituirlos de inmediato, antes de que acaben con lo que nos queda de país, ó si es que la cobardía los domina, ¿entonces, por qué no aceptar la sugerencia del expresidente Pastrana, y aceptarle al guerrillero presidente, la idea de convocar a un referendo, pero no para pedir que se le aprueben sus nefastos proyectos de reformas, sino para aprobarlo o desaprobarlo a él y a su vicepresidente respectivamente? Con seguridad, ese referendo resultaría en una contundente y definitiva derrota de tan siniestros personajes, y nuestro país volvería a transitar por la senda de la democracia y el desarrollo integral, del orden y de la justicia.

Que salgan ya a relucir las mentes preclaras con hechos y decisiones honestas, responsables, pensando en el bien común y en la buena imagen de Colombia. ¿O vamos a esperar 20 años para decir que Petro estaba equivocado? Aquí para robar y cometer actos ilícitos si son muy rápidos, pero para aplicar la ley como debe ser, eso es una utopía, algo que mentes torcidas prolongan indefinidamente en el tiempo. Pareciera que aquí es cierto eso de que ser pillo paga en esta querida Colombia, ¿o no? ¡Colombia, tierra querida!!