23/05/2024 | Por: Tomás Castrillón Oberndorfer | tomascastrillon@hotmail.com

Ante la gran avalancha de escándalos y manifestaciones de mal uso del poder, que diariamente protagonizan los funcionarios del gobierno nacional, en representación del denominado Pacto Histórico, es una tarea prácticamente imposible tratar de hacer el seguimiento requerido con las limitaciones propias de una expresión semanal, representada por esta columna. ¡Valga la aclaración!

Así, por ejemplo, es necesario hacer referencia a las recientes manifestaciones de BENEPLÁCITO por parte del gobierno nacional. Se entiende que según la RAE, BENEPLÁCITO equivale a complacencia y aprobación. Pues bien, ante la decisión del gobierno de los Estados Unidos de excluir a Cuba de la lista de los países “que NO COOPERAN en la lucha contra el terrorismo”, trascendió que “el gobierno colombiano a través del Ministerio de Relaciones Exteriores RECIBIÓ CON BENEPLÁCITO” dicho anuncio. Simultáneamente, se aprovecha la ocasión para manifestar que: “El gobierno de Colombia agradece el apoyo y los ingentes esfuerzos de Cuba POR CONTRIBUIR a la búsqueda de la Paz en Colombia”.

Claramente, este episodio era esperable, considerando las afinidades ideológicas de los gobiernos de Estados Unidos y Colombia “favoreciendo” a los gobiernos de extrema de izquierda, pero es necesario hacer algunas precisiones.

No puede confundirse al abnegado pueblo cubano con la camarilla comunista que ostenta el poder. Lo mismo ocurre en Colombia: la nación colombiana no puede confundirse con la camarilla mamerta del Pacto Histórico asentada en el poder. Para mayor claridad, no se puede ondear la bandera del M-19 al lado del Pabellón Nacional. Y eso del agradecimiento por la contribución cubana en la búsqueda de la paz, apoyando a través de dos generaciones a movimientos terroristas, no deja de ser otra gran tergiversación o torcimiento de la realidad.

También, es preciso tener en cuenta que no puede confundirse al sufrido pueblo palestino con la organización terrorista Hamas, cuyas actuaciones terroristas no han merecido la reprobación contundente del gobierno nacional. Ahora, el gobierno muestra su BENEPLÁCITO porque se solicita la detención del ministro israelí.

Dentro de ese orden de ideas, relacionado con lo que pasa en Colombia respecto al orden público, ahora resulta que el presidente “se mostró dispuesto a acudir a las Naciones Unidas con el propósito de denunciar los aparentes incumplimientos al proceso de paz”. Como se trata de lo relacionado con el nefasto acuerdo de La Habana pactado sin “echar cuentas” y, además, con el desprecio de los resultados del plebiscito. ¿Será que el mandatario parece haberse dado cuenta de la ilegitimidad de tal acuerdo? ¡Ya voy, Toño!

Pasando a otros aspectos cruciales como la corrupción desenfrenada, respecto a la actuación de la Unidad para la Gestión del Riesgo de Desastres, Ungrd, en “un inusual mea culpa” el presidente ha expresado: “En la rapidez (¿disculpa?), se robaron la plata y fue una responsabilidad mía”. ¿A qué responsabilidad se referirá el mandatario? Porque si es política, nada va a pasar diferente de la destitución de chivos expiatorios. Pero la responsabilidad relacionada con el detrimento patrimonial ¿será asumida por el presidente?

Otro escándalo es el relacionado con la elección del presidente, y ahora se solicita que dicho proceso no sea investigado por el CNE sino que tal investigación la asuma el Congreso. ¿Otro vergonzoso “Yo con Yo”, como el proceso 8000, en manos de la comisión de “absoluciones”?

A todas estas la economía va “cuesta abajo” como en el tango y “El comercio e industria no dan señales de mejoría” y “De cada 100 pesos que gastará el Estado en 2025, 24 pesos irán a la deuda y solo 13 pesos SE INVERTIRAN” como rezan algunos titulares de prensa. Y ahora resulta que “ya no hay plata” como consecuencia del despilfarro desenfrenado. ¡Que belleza de hermosura!

“Todo esto y mucho más”, como el pretendido “asalto” del gobierno a la Universidad Nacional y el cambio del comandante del ejército, para traer a un general que el mismo gobierno había “botado”, para tratar de apagar el “incendio” del “desorden” público, es la causa de la creciente manifestación de DESAPROBACIÓN, antónimo de BENEPLÁCITO, del pueblo colombiano a la gestión del gobierno. ¿Hasta cuándo?