6/03/2024 | Por: Tomás Castrillón Oberndorfer. | tomascastrillon@hotmail.com

La RAE, Real Academia Española de la Lengua, trae para la palabra CARTEL O CÁRTEL con tilde, una definición, así: “Organización ILÍCITA vinculada al tráfico de drogas o de armas”. De entrada, la definición incluye a movimientos que dizque eran originalmente organizaciones ideológicas, pero se transformaron en verdaderos carteles como ocurrió con las FARC, el M-19 y el ELN.

También, aparte de las ascendencias hereditarias, y según la RAE, se suele utilizar la palabra CLAN como sinónimo de: Agrupación, Asociación, Partido, Facción, Banda, Pandilla, Grupo y así por el estilo.

En la segunda mitad del siglo pasado, como uno de los evidentes daños colaterales de la Guerra Fría, surgieron en el país numerosas organizaciones de este tipo.

El comunismo internacional, fielmente representado por el mamertismo local, claramente constituye un verdadero Cartel o Clan que se enseñoreó en el país, llegando a ocupar la primera magistratura. Para lograr tal fin, fue proclive en su continua desorientación de la comunidad utilizando, para el efecto, numerosos disfraces o matices representados por lemas y/o logos como el del “Pacto Histórico” y de la búsqueda de la “Paz Total”, impulsando, de paso, ideologías nefastas como la tal “Ideología de Género” a la cual se refirió recientemente el Papa al describirla como: “el peor peligro de nuestro tiempo”.

Claramente, gracias a los comportamientos ilícitos de numerosos grupos, la palabra se aplica también a la corrupción, el contubernio, la sedición y el terrorismo y fue así como, por ejemplo, surgieron carteles tristemente célebres como el de los sapos, y el de las togas.

Además, en ocasiones dichos Carteles se unen, siendo uno de los ejemplos históricos más nefastos, el contubernio protagonizado por el cartel del M-19 con el cartel del narcotráfico, para atacar el Palacio de Justicia.

En estos movimientos, es muy típica la actitud de comportarse como “un muy buen amigo de los amigos” (compinches, aliados, camaradas)”, sin importar los antecedentes y trayectorias de los grupos afines, como se ha visto en las negociaciones actuales con el ELN y los tales residuales o disidentes de las FARC, y, más escandalosamente, el tratamiento dado en el “asunto” Mancuso.

Como se ha visto recientemente, también aparece este “amiguismo”, o mejor contubernio, en los nombramientos sin la debida consideración de la trayectoria y la capacidad, de personajes muy cuestionados para la Planeación Nacional, el Departamento de la Prosperidad Social y la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, con argumentaciones ridículas como la manifestada por uno de ellos al decir que: se trata del “arribo de la pura sangre al gobierno”. Esta afirmación hace recordar a “la sangre impura” mencionada en el himno de Francia, “La Marseillaise”.

Estos nombramientos recientes del actual gobierno, demuestran, de nuevo, que los líderes de estos Clanes, hacen permanente gala del absolutismo y de la falta de sindéresis como ocurrió con el presidente al pontificar diciendo: “No se puede tener a una persona cuestionada en lo público”. En materia de estos cuestionamientos, parece ser que: definitivamente el presidente no ve la “viga en el ojo propio”.

Todas las consideraciones anteriores, presentan una muy limitada visión de lo que está ocurriendo en el alto gobierno nacional, pero permiten llegar a la conclusión de que en la Casa de Nariño se entronizó el Super Cartel del extremismo sedicioso y terrorista de la izquierda.

Y como uno de los objetivos de este Cartel es el de permanecer en el poder, “a todo costo”, recurre a todos los métodos como el de la repartición de subsidios, a diestra y siniestra, que no es otra cosa que la compra del apoyo popular, o mejor, de votos, con los recursos del erario público arruinando, de paso, a la nación. Esta, parece ser la única justificación para encargar del manejo o manipulación de los ingentes recursos de la tal “Prosperidad Social”, al advenedizo escritor de bodrios insoportables para la TV., quien, además, apoyó descaradamente el terrorismo y la violencia desatadas por la “Primera Línea”, durante la “exitosa” operación del mamertismo: “El estallido social”.