19/03/2024 | El Tiempo

Así homenajeamos al poeta nadaísta y columnista de este diario, que falleció a los 80 años.

Description: Bogota Septiembre 26 de 2013. En el Gimnasio Moderno se realizo el lanzamiento del libro Cuando nada concuerda del escritor colombiano Eduardo Escobar.  Foto Nestor Gomez - El Tiempo Cr?dito: CEET Fot?grafo: NESTOR G?MEZ. EDUARDO ESCOBAR, POETA ANTIOQUE
Eduardo Escobar en 2013, en el lanzamiento de su libro ‘Cuando nada concuerda’. FOTO: NESTOR GÓMEZ. EL TIEMPO

Eduardo Escobar se debatió entre ser cura o periodista. Se decantó por lo segundo. Fumaba, escribía, leía; vivía alejado del mundo, en su mundo, entre sus libros. Escritor, poeta, periodista fue el cofundador del nadaísmo, la corriente poética y filosófica que le dio un vuelco a las letras colombianas en las décadas de 1960 y 1970, y en la que brilló junto a Gonzalo Arango, Jotamario Arbeláez, Amílcar Osorio y Alberto Escobar Ángel.

Fue el autor de los libros Invención de la uva (1966), Del embrión a la embriaguez (1969), Cuac (1970), Confesión mínima (1975), Correspondencia violada (1980), Nadaísmo crónico y demás epidemias (1991), Ensayos e intentos (2001), Poemas ilustrados (2007), Cuando nada concuerda (2013), Cabos sueltos (2017), Insistencia en el error (2020), y Escritos en contravía (2023), publicado por Intermedio Editores y por el que recibió hace poco más de un mes el premio CPB en la categoría de publicaciones editoriales —en la que el jurado revisó 24 libros—.

Cada semana, durante los últimos 25 años, publicó Contravía, su columna en EL TIEMPO por la que obtuvo el premio nacional de periodismo Simón Bolívar en el año 2000. La última fue el 4 de marzo, cuando ya su salud estaba muy deteriorada por un cáncer de pulmón que finalmente se lo llevó en la noche del lunes 18 de marzo, en su natal Envigado, donde estaba radicado después de haber vivido muchos años en San Francisco (Cundinamarca). En los últimos años, sus textos y opiniones aparecieron en publicaciones como Soho, Cromos, Cambio, El Colombiano, Bacánika y la revista de la Universidad de Antioquia.

Nació el 20 de diciembre de 1943 en Envigado, fue el segundo de diez hijos y el padre de Raquel, Lucas, Roque y Simón. A propósito del premio CBP, Eduardo Escobar alcanzó a responder estas preguntas, en la que recorre apartes de su vida. Esta es su última entrevista.

¿Cómo estaba conformada su familia y cómo recuerda esos primeros años en su natal Envigado?

Mi familia como casi todas las de los Nadaístas de Medellín, pertenecía a la clase media media de pequeños funcionarios y comerciantes. Algo que el estudio de la literatura Colombiana ha olvidado y que tiene cierta importancia para mí, es el hecho de que los Nadaístas Antioqueños, no participamos como casi todos nuestros coetáneos, de la vida del barrio y crecimos en los alrededores del centro de la ciudad de Medellín. Por eso en la literatura Nadaístas de los poetas antioqueños, falta el ambiente de barriada, esa unidad de las primeras ciudades industriales colombianas que contaba una inglés una fuente de soda, una cancha de fútbol, y un teatro para la cinematografía popular.

Compártanos un poco sobre su formación académica. ¿Dónde estudió?

Hombre, yo inicié una formación muy normal para mi clase social, en colegios confesionales de curas y acabé iniciándome en la carrera eclesiástica en el seminario de misiones de Yarumal fundado por Monseñor Miguel Ángel Builes pero pronto me decepcioné de la vida religiosa y traté de retomar los estudios normales de un muchacho de mi época, en colegios de mediopelo de Medellín y acabé involucrándome en el movimiento Nadaísta, recién fundado por Gonzalo Arango en 1957.

Cuenta que publicó sus primeros poemas a los 15 años. ¿Cómo comenzó ese amor por la poesía?

El amor por la poesía, y en general por el pensamiento filosófico debió surgir en mí durante mi estadía en el seminario de Yarumal. Me demoré muchos años para descubrir que la formación católica, propicia el interés por la estética y la buena literatura, la pintura noble, y la música exquisita de iglesia, eso tuvo que trastornarlo a uno a esa edad tan temprana.

¿Quién fue su inspiración inicial por los libros, la poesía y la literatura? ¿Tal vez sus abuelos o sus padres?

Aunque fuera muy rudimentaria mi padre manejaba cierta información artística, aunque fuera precaria y la vida cotidiana colombiana a pesar de su evidente pobreza no estaba exenta de estímulos intelectuales. Las primeras canciones que aprendimos, los primeros versos de la escuela de Epifanio Mejía y de los modernistas americanos. No sé, había una pobreza pero digamos una pobreza digna, había un buen humus para el florecimiento de la cultura común.

¿Cómo llegaron esos primeros poemas a manos de Fernando González?

Con Fernando González yo establecí una relación de amistad muy temprana, si se puede llamar amistad la relación de un muchacho de 14 o 15 años con la de un escritor ya retirado a punto de cumplir ya 70 años.

¿Qué recuerdo tiene de Fernando González?

Fue una relación muy profunda, yo sigo investigando la obra de Fernando González que es una presencia que siempre está ahí. Ahora mismo estoy redondeando un libro donde trato de explorar las razones que han convertido a este hombre en una figura de inmensa importancia en mi vida.

¿Cómo fue la anécdota de que Manuel Mejía Vallejo financió su primer poemario?

Eso ya es como una leyenda urbana de Medellín. Resulta que Manuel Mejía Vallejo que era un escritor de culto en Medellín cuando apareció el nadaísmo, sedujo a mi primera novia con artimañas de novelista carrasquillezco y ahora pienso que para resarcir el daño que le hizo a mi enamoramiento una vez a la salida de una lectura de poemas en la universidad de Antioquia se me acercó y me dijo que quería publicar un libro mío. Y de ahí apareció Invención de la Uva, un libro muy raro en la literatura Colombia de la época, que hoy me hace sonrojar de cierta manera, pero al cuál al mismo tiempo no se le pueden negar la rareza y la impertinencia.

¿Qué otras personalidades recuerda ejercieron una influencia singular en su pasión lectora y por la escritura?

Muchísimas personas. En realidad la gente ha sido generosa conmigo y yo he intentado también responder al mundo con la misma moneda y con un sentimiento profundo de gratitud.

¿Cómo se ganaba la vida en sus inicios?

Como muchas personas de mi clase social, yo ingresé en el mercado de trabajo a los 15 años, y el resto de mi vida he tenido cantidad de aventuras comerciales, culturales, editoriales. Como cualquier colombiano he debido capotear la aventura de la vida en rebusque de todos los oficios y todas las oportunidades, no sé qué más decir. Por fortuna los últimos años he logrado solventar mi vida con lo que más me gusta hacer, que es, escribir. Voy cerrar este aparte con una afirmación irritante para el feminismo repitiendo una frase de Gonzalo Arango que dijo que él había vivido siempre de milagro y que cuando el milagro le había fallado, había apelado a las mujeres. Benditas sean.

¿En qué momento se vuelve columnista?

Desde muy joven, fui columnista en EL TIEMPO desde la época en que quedaba en la Jiménez y no había que mostrar la cédula en la entrada, bastaba saludar al portero.

¿Cuándo llega a EL TIEMPO?

Yo empecé en el tiempo haciendo crítica de arte para la Galería ESEDE que abrieron Julio Mario Santo Domingo y Hernando Santos que abrieron en la carrera 7ª con calle 85.

¿Cómo escoge los temas de sus columnas?

Los temas me escogen a mí, es lo más doloroso de escribir, la elección del asunto. La realidad a veces parece demasiado importante, pero no es más que el síntoma de enfermedades del alma a veces vergonzosas y esa conciencia es el peor padecimiento del columnista de opinión.

Entremos en uno de los capítulos transversales en su vida. ¿Cómo comenzó esa aventura quijotesca llamada el Nadaísmo?

Esto me parece quedó resuelto desde el principio de la entrevista como un medio para darle sentido a la vida. En un medio que ofrecía tan pocas perspectivas de hacer una vida interesante.

¿Qué es el Nadaísmo? ¿Cómo lo definiría?

El Nadaísmo por definición carece de definición, Jotamario puso una vez un ejemplo muy bueno: desbaratad un reloj, ahora rearmadlo de nuevo, esa pieza que os sobra, es el nadaísmo.

¿Por qué cree que ese movimiento “cautivó” a tantos seguidores?

Porque el nadaísmo apela a un sentimiento natural de inconformidad con la vida de todos los días en un mundo lleno de recursos para la paz donde la gente no encuentra nada más interesante que hacer la guerra.

¿Quién fue su primer amigo o contacto en esta cofradía?

Mi primer conocido de los Nadaístas fue Gonzalo Arango, en una librería, de Medellín que se llamaba Horizontes, y él me presentó a los demás. Con el primero que establecí una relación de amistad profunda y hermosa entre dos muchachos fue Amílcar Osorio. Uno de los personas más interesantes literatura colombiana moderna.

¿Qué satisfacciones siente que deja el Nadaísmo?

Todos los Nadaístas siempre estuvimos de acuerdo en que lo más rescatable del Nadaísmo fue que hizo posible la amistad entre nosotros en un mundo que solo se agota en la competencia y la guerra. La guerra ese vicio macabro.

¿Qué poetas han sido faro en su vida?

Muy difícil, pero inevitablemente uno no puede dejar de nombrar a Rimbaud, pero es muy difícil, Además porque los gustos también cambian, últimamente quiero mucho a Eugenio Montale, un poeta italiano premio nobel por un poema titulado Los Limones. Entre los Latino Americanos está César Vallejo que ha sido como una sombra en el nadaísmo desde cuando lo conocimos al principio.

Description: Eduardo Escobar Archivo
Eduardo Escobar. FOTO: Archivo

Y en el terreno literario, ¿qué autores lo han marcado?

Ahora estoy haciendo una relectura casi religiosa de la Odisea y la Iliada. Es muy difícil establecer jerarquías en la literatura porque es que, ¿con qué podemos equiparar a Homero? ¿A quién le podemos poner al pie?, es muy difícil. Si uno se pone al pie de Shakespeare, ¿A qué queda reducido?, a nada.

En una de las columnas de este nuevo libro cuenta que la cuarentena fue un buen momento para leer la ‘Biblia’. ¿Este libro era uno de esos libros pendientes que a veces nos juramos leer en la vida?

Es que la Biblia es fuera de concurso, en realidad yo he estado en contacto con la Biblia desde la infancia, en el seminario el nuevo testamento era una lectura habitual de todos los días Y ya después mayorcito enfrenté la biblia completa libro por libro, versículo por versículo. Y ese libro encierra un drama de una virulencia espantosa. Yo lo terminé en una clínica de reposo, me ocasionó en una primera lectura una crisis espiritual profundísima. ¿Qué me dejó esta lectura? Es muy difícil de explicar todos los libros se leen de un modo diferente cada vez. Hoy la biblia es para mí más un libro misterioso que un libro gravoso.

¿Qué otros libros o autores se volvieron esos anhelos de lector voraz?)

A James Joyce hay que agradecerle el cuento más bello, en mi opinión, de la literatura universal que es un cuento que se llama Los Muertos. Es un cuento de una belleza arrasadora, cuando yo hacía talleres literarios solía cerrar con una lectura de Los Muertos y siempre tenía que recurrir a uno de los asistentes para que lo terminara porque se me rompe la voz inevitablemente. Joyce finalmente es autor de Ulises, uno de los libros esenciales de la modernidad.

¿Lee más de un libro al tiempo?

Sí, leo muchos libros durante el día.

¿Tiene una biblioteca muy grande? ¿Sabe cuántos libros tiene?

Nunca se me ha ocurrido contar los libros. Es la biblioteca de un poeta de la clase media media.

¿Ha sucumbido a esta nueva adicción de la era moderna de las plataformas de streaming y de las series? ¿Qué tan cinéfilo es?

Yo creo que el cine se acabó desde la época de Bergman como casi todo como la novela, se convertido en una serie de historietas que los escritores profesionales publican para cumplir sus contratos con las industrias del papel, Porque inclusive la editorial como uno la conoció en su juventud, todas las editoriales tenían un carácter, publicaban una clase de libros determinada, una línea de pensamiento, y no yo no he sucumbido a las plataformas de cine ni de libros. Porque ya tanta información como ofrecen estas máquinas de ahora se vuelve irracional. Quién sabe para dónde vamos, yo por lo pronto me preparo para entrar al quirófano dentro de unas horas.

¿Cómo se ve la vida desde los 80 años?

Yo veo que la humanidad está en una crisis de todas las cosas, especialmente de la conciencia. Y en un periodo de transición que ni idea de a dónde nos va a conducir, no queda más que confiar. Porque de todas maneras la tarea de la humanidad a trompicones y todo, no le ha quedado tan mal hecha.