24/03/2024 | Por Pedro Aja Castaño

El poder sólo tiene un deber, el asegurar el bienestar social de la gente.
Benjamín Disraeli, 1845

De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.
Refrán popular

Anuncia la carátula de la revista Semana que PETRO QUIERE CONSTITUYENTE. Ahí fue Troya. Los diferentes líderes de opinión política calificada, empresarios de prestigio, personas comunes y corrientes, y toda una gama de comentarios en las redes sentaron su protesta ante semejante desafuero.

Y me pregunté: ¿Qué queremos los colombianos? Me di cuenta de que cometemos el error de creer que podemos contestar esa pregunta siendo expositores de las distintas ideologías sobre derechos humanos, justicia, democracia, el movimiento obrero, constitucionalismo latinoamericano, etc. Pero nada se resuelve porque no somos expertos en el manejo de la MAQUINARIA POLÍTICA a través de la cual, cuando existe un honesto y sincero propósito, se pueden lograr muchas cosas.

¿Y qué es lo que en realidad queremos los colombianos? Sencillamente, BIENESTAR. El Diccionario de la RAE define el bienestar como 1) conjunto de las cosas necesarias para vivir bien; 2) vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad; 3) estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica.

Sin embargo, si miramos los distintos periódicos, las redes; sintonizamos la radio o TV, y nos enteramos de lo que nos aqueja como sociedad como pueden ser el desempleo, rupturas, violencia intrafamiliar, enfermedad y discapacidad de cuerpo y mente, delincuencia, adicción a las drogas y el alcohol, vejez, y otros pesares, etc., tendríamos que admitir que algo no anda bien en nuestro país y que la solución no es fácil.

Además, no descartamos que casi todo el mundo, en algún momento, no sería capaz, por sí solo, de hacer frente a los problemas que le plantea la vida, por muchos recursos económicos que tenga, o porque se precia de tener toda la influencia necesaria para conseguir lo que quiere. Por lo tanto, ¿qué podría ser más deseado que la imagen de un estado como red de seguridad que nos recoja y ayude cuando caigamos en alguno de esos escenarios de desgracia? Pensar con el deseo es fácil.

Porque la realidad es que a un país del primer mundo como Estados Unidos le tomó 94 años y 14 presidentes llegar a un estado de bienestar en salud y otras áreas. Comenzó con Franklin D. Roosevelt en la década de los 30 cuando introduce el subsidio de desempleo, las pensiones, etc., como resultado de la quiebra de Walt Street y la gran depresión. En Gran Bretaña comienza en 1942 debido a la guerra. Con dineros del estado, Lyndon Johnson introduce el Medicare y Medicaid, una asistencia médica para los menos favorecidos.

Pero al presentarse el drástico aumento de los precios del petróleo entre 1973 y 1979, los Estados Unidos y Gran Bretaña se vieron obligados a reestructurar ese idílico estado de bienestar y se producen recortes sociales sin precedentes, entre ellos, los relacionados con la atención médica, evolucionando hasta complicar otros escenarios, como ocurre en Colombia. Veamos.

Cuando no hay una cama, o una UCI disponible; faltan medicamentos o un respirador; cuando no dan pañales o no se aprueba una cirugía y han pasado muchos meses, etc., todo se pretende solucionar con una tutela provocando una congestión en los despachos judiciales, lo cual afecta el bienestar de una persona. Y ahí Petro se mete a fondo porque quiere que las cosas se hagan según su peculiar concepto de justicia, de asamblea constituyente, economía circular, etc.

Ahora bien, decía Marx: “La manera como se presentan las cosas, no es la manera como son; y si las cosas fueran como se presentan, la ciencia entera sobraría.” Es decir, las ideas hay que probarlas y eso no ocurre de un día para el otro. De ahí que si enfrentamos el asunto del bienestar con sentido común, esa posibilidad necesita una conciencia de evolución y no de revolución. Por otra parte, la evolución ocurre con o sin nuestra participación consciente e informada, o sin ella; entonces LA EVOLUCIÓN ES ALGO QUE NOS OCURRE y no podemos hacer nada. Eso quiere Petro.

Sin embargo, al comienzo del Manifiesto Comunista Marx y Engels coinciden con esta opinión: “Todo lo que era sólido se desvanece en el aire, todo lo sagrado es profanado y los hombres se ven forzados a considerar sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas CON DESILUSIÓN.” Es decir, siempre es aventurado hacer diagnósticos del presente porque todo cambia a diario por lo que ESTA CITA REVELA UN SENTIMIENTO DE FRACASO que se deja sentir con la palabra desilusión. ¿Y cómo se le aplica esta cita a Petro?

Los inventores de utopías suelen obviar en sus relatos una verdad elemental: la ineludible corrupción o complicación de todo sistema. Por ejemplo, los que están a favor, en contra o son indiferentes sobre la reforma a la salud, no ven con claridad los problemas reales y estructurales. Los involucrados brillan por un momento y son olvidados.

Agregando a lo anterior en 1890 William James definía la alucinación como “una forma de conciencia estrictamente sensitiva, tan buena y cierta como SI FUERA UN OBJETO REAL QUE TUVIÉRAMOS DELANTE. Solo que el objeto no está ahí, eso es todo.” Hoy en día se sabe que existen muchos tipos y muchas causas de las alucinaciones.

Por lo que, si no lo cuidamos, sería factible que se diera el desmoronamiento de la SOLIDEZ DE NUESTRO IMPERFECTO SISTEMA DE SALUD. Generalmente esto ocurre porque muchas situaciones cuestionables o injustas no son percibidas a tiempo, se van acumulando, la gente se acostumbra hasta cuando surge la frágil contingencia que habla por el sistema con voz tronante. Con eso se solazan los enemigos del sistema y cantan victoria.

Pero es solo un pequeño interludio en el que cae un ídolo para instaurar otro. Entonces ciertos personajes políticos pretenden que sus planteamientos se vuelvan axiomas; es decir, algo tan claro y evidente que debe admitirse sin demostración. Y se me dio entonces por consultar la siguiente fuente: INFORMACIÓN SANITARIA RUSA. Encontré lo que sigue para que el presidente Petro se dé cuenta de lo que pasa cuando se pretende estatizar los servicios de salud.

“Las condiciones sanitarias en la Federación de Rusia son DESIGUALES SEGÚN LAS ZONAS. Actualmente se estima que sólo un 20% de la población rusa tiene acceso a servicios médicos de calidad. Los hospitales privados suelen encontrarse en condiciones aceptables, pero los precios son altos.

“Una porción significativa del equipamiento médico usado en los centros sanitarios públicos está obsoleto y necesita ser sustituido. Rusia no produce muchos tipos de equipamiento médico de alta tecnología y calidad, y depende exclusivamente de las importaciones para abastecerse de este tipo de equipos.

“Según indican las autoridades rusas, no hay problemas a la hora de encontrar medicamentos; no obstante se recomienda a aquellos visitantes que estén tomando medicamentos o necesiten de estos de forma permanente, que lleven la correspondiente reserva que les cubra el periodo de estancia en Rusia.

“Los servicios públicos, suelen estar en muy malas condiciones, por lo que se recomienda la utilización de los W.C. de los hoteles. En los lugares frecuentados por los turistas, los lavabos están en mejores condiciones, sin embargo en todos escasea el papel higiénico.”

Con todo lo anterior miremos lo que dice un titular de prensa sobre pensiones: “Jubilarse en Rusia para seguir trabajando. Uno de cada cuatro pensionistas del país euroasiático tiene un empleo formal. La reforma de las pensiones está restando popularidad a Putin.”

Es tanta la información que se maneja sobre este asunto que como consecuencia, la gente no recordará los debates alrededor del tema de la salud, los editoriales y columnas, las entrevistas; es decir, el esfuerzo serio para dilucidar el asunto, SINO QUE RECORDARÁN EL HECHO ESCUETO que se sumará a la experiencia general sobre los diferentes sistemas de salud.

No sabrán que en otros países también se pasó por el mismo proceso y resultado (bueno, regular o malo) sin saber cómo ocurrió eso, porque ningún sistema de salud es perfecto y a nadie le importa hasta cuando se ve obligado a ser usuario. Veamos ahora lo que dice una fuente seria y respetable sobre el nuestro.

En el Boletín de Prensa No 373 del 29/06/2022 leemos que el ministro de Salud y Protección Social, Fernando Ruiz Gómez, señaló que desde el modelo de aseguramiento en salud, «Colombia es hoy en el mundo uno de los países con menor gasto en el bolsillo de sus ciudadanos, además gracias a esta estructura, se pudo garantizar la atención en salud a todos los que lo requirieron durante la pandemia. Con seguridad nuestro sistema es el más progresivo y de mayor garantía de cobertura en Latinoamérica».

Por otra parte, la viceministra de Protección Social, María Andrea Godoy Casadiego, aseguró: «hoy Colombia alcanza el 99,6 % de la cobertura del aseguramiento universal, con una distribución de 24.399.839 personas en el Régimen Contributivo y 24.745.934 en el Subsidiado».

Añadido a lo anterior le recomendaría al Presidente Petro, que le echara una ojeada a FUTUROS DE SALUD – MANUAL PARA PROFESIONALES DE SALUD publicado por la Organización Panamericana de la Salud Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud.

Pero todo lo anterior es ignorado por Petro porque a él no le interesa el bienestar de los colombianos, sino satisfacer su ego que sueña con la grandiosidad mesiánica de su mandato, obsesionado con su autoimagen que lo desconecta de la realidad haciéndose el pendejo.

Se infiere de lo anterior que debemos ser cuidadosos en no engañarnos con el personaje porque en el fondo Petro es un anarquista. Mijail Bakunin sostenía que el impacto del estado sobre sus ciudadanos era tan dañino que justificaba su eliminación por cualquier medio, incluida la violencia. Su idea subyacente era que una nueva vida surge de la aniquilación o, como decía ese loco, “LA PASIÓN POR LA DESTRUCCIÓN ES TAMBIÉN UNA PASIÓN CREATIVA.”

Por eso Petro, un miembro de la élite política, quiere acabar con todo lo que se llame burguesía. Los nombres que reciben los victimarios y las víctimas de esa pasión destructora han variado a través de los siglos, y se ha hecho por diferentes motivos y por múltiples actores. Ahora sabemos a qué atenernos.

Agregando a lo anterior debemos considerar el Tweeter de Petro y sus acólitos políticos porque se cree EL PRÍNCIPE DE LA PAZ. ¿Qué alberga la profundidad de la mente de Petro que el mismo desconoce? ¿Pueden coincidir la estructura sociológica de un país entero con la psicología de un individuo? ¿ Un pueblo huérfano de un LIDERAZGO POLÍTICO VIVO Y SIGNIFICATIVO como ocurrió en la Alemania de Hitler o en la Rusia de Putin, puede ser aprovechado por alguien experto en sofismas de distracción, buena verborrea y entrenamiento parlamentario como es el caso de Petro? Podría ocurrir con la amenaza que significa el CAMBIO PROPUESTO POR PETRO.

A pesar de todo lo dicho, yo tengo confianza en Colombia. Si ha sobrevivido a 76 años de un conflicto de baja intensidad cuya comprensión se asemeja a un laberinto conceptual, sólo los principios y valores, lejos de la politiquería, ejercidos con valentía, son los que pueden rescatarnos de esa trampa mortal, porque podrán darnos SEGURIDAD, GUÍA, SABIDURÍA Y PODER.

Sirvan las siguientes palabras de ilustración. Frente al tirano y nuestros congéneres, en todo lo que hagamos demostremos nuestro sentido del valor y dominio propio, firmeza emocional, autoestima, inteligencia emocional y discernimiento. A esto yo lo llamo SEGURIDAD.

Desarrollemos una conciencia social; es decir, que la gente, la familia, los amigos nos importen. Procuremos educarnos permanentemente con base en las instituciones humanas, las tradiciones y las relaciones. No nos dejemos engañar por el egoísmo, las bajas pasiones, las dependencias tóxicas, la sensualidad, los estilos de vida inapropiados. Busquemos un acceso permanente a la CONCIENCIA ESPIRITUAL mediante fuentes inspiradas que toquen lo mejor de nuestras emociones y vivencia del amor. A esto yo lo llamo GUÍA.

Si vivimos con una perspectiva equilibrada, una mente incisiva de cómo se relacionan los diferentes componentes de la vida, aparentemente buenos o malos, tengamos en cuenta que no podríamos diferenciar el bien si no existiera el mal; pero que tenemos un LIBRE ALBEDRÍO PARA ESCOGER. Eso significa que estamos viviendo lo que nos ocurre debido a nuestras propias decisiones. No le echaremos la culpa al otro.De esa forma tendremos juicio, discernimiento e inteligencia, para darnos cuenta que la VERDAD QUE NOS HACE FELICES SURGE CON NATURALIDAD.

Entonces ese modo de vivir se convierte en un ideal al alcance de todos; y un sentimiento y convicción de que ASÍ DEBERÍAN SER LAS COSAS. Incluso elsexo, el dinero, la comida, la diversión, el trabajo, la familia, los amigos, dejarían de ser un asunto episódico y nos mostrarían una profundidad espiritual que desconocemos. Muchos le dan a las personas que viven de esa manera diferentes nombres: maestro, gurú, iluminado, o cualquier otra etiqueta. Yo llamo a esa experiencia SABIDURÍA.

Para todo lo anterior se necesita una buena capacidad de actuación, valentía, fuerza. La energía vital para superar hábitos arraigados y asumir otros nuevos y eficaces. Podremos ayudar a las personas inseguras, dependientes de las circunstancias. Podrán reconocernos por nuestra disciplina y visión positiva de la vida porque haremos que las COSAS SUCEDAN asumiendo responsabilidades.

Al final la gente podrá recordarnos como una persona noble que echarán de menos. A esto lo considero el VERDADERO PODER que sustentaríael legítimo e inamovible BIENESTAR DE LOS COLOMBIANOS. No solamente nos preocuparíamos por la pensión, la salud y el trabajo, sino que asumiríamos, con honestidad radical, aquello que es fundamental para vivir con dignidad. Y EN ESTO PETRO NO PUEDE HACER ABSOLUTAMENTE NADA.