11/04/2024 | Por: Tomás Castrillón Oberndorfer | tomascastrillon@hotmai.com

En medio de la vorágine de malos procederes originados en el gobierno nacional actual, surgen percepciones muy preocupantes manifestadas por las preguntas que titulan este escrito, respecto a algunos de los vocablos que más se utilizan por parte de los integrantes del movimiento mamerto, entronizado en tal estamento.

Respecto a la REVOLUCIÓN, tema tan utilizado mundialmente por los comunistas, o sea los mamertos locales, hay que recordar que puede interpretarse como un giro de 360 grados, para volver a una posición antigua, y parece ser que ese es el caso con la administración de la salud de la comunidad, al pretender volver a los tiempos del ICSS, lo que constituiría poner el CAMBIO de reversa.

También, asociada con la palabra CAMBIO existe otra definición de REVOLUCIÓN, atribuida al filósofo popular local de antaño, Marañas, al decir que era: “Un CAMBIO de ricos”, que parece ajustarse a una realidad internacional observada en Rusia, China y más próximamente en Cuba, Nicaragua y Venezuela, al afincarse en el poder unas verdaderas pandillas, o mejor, camarillas, que se enriquecieron fabulosamente. Respecto a la definición más ajustada a la realidad nacional: ¡Que entre el demonio y escoja!

Entonces, en medio de este ambiente tan descorazonador, surgen actuaciones del mandatario nacional como la arenga, buscando la pérdida de credibilidad de la Policía Nacional, al afirmar que los integrantes de este cuerpo de seguridad conocen los lugares en donde están ubicadas las denominadas “Casas de Vicio”.

Utilizando una expresión de los aficionados al deporte de la “pelota chica”, el beisbol Juanito, le lanzó “una bola envenenada” al general Salamanca, pero, al mismo tiempo, existe una percepción consistente en que, aparentemente, el presidente fue traicionado por su subconsciente, en el sentido de que, “juzgando por su condición”, la gran casa de vicio nacional es la Casa de Nariño, en donde campean, entre muchos otros vicios, los siguientes tres: Tramar, Trinar y Trucar. Vale la pena intentar profundizar en el tema.

TRAMAR es: “Disponer o preparar con astucia o dolo un enredo, engaño o traición”. Esto se ajusta claramente a una gran realidad y corresponde a la utilización de todas las “formas de lucha” del movimiento de la “Paz Total”, demostrada flagrantemente con “desprecio por el conocimiento, la experiencia y los técnicos” en la orden dada al “fiel” superintendente de “INTERVÉNGANSE”, relacionada con las EPS. Cualquier parecido con el “EXPRÓPIESE” chavista, ¡NO ES COINCIDENCIA!

TRINAR se refiere a “Rabiar”, o sea “impacientarse o enojarse”, al protagonizar el inquilino de la mencionada casa, rabietas propias del malcriado, porque precisamente esa parece ser su actitud al emprenderla contra todo el mundo, como ha sucedido recientemente con los humoristas, y los geólogos. Aparte de que recurre permanentemente a toda clase de falacias y tergiversaciones, la realidad es que el personaje lo que busca a toda costa, es que respecto a su persona, “hablen bien o hablen mal, el todo es que hablen”, para que así no pierda vigencia.

TRUCAR significa: “Preparar algo con ardides o trampas”, y esa es la actividad en la que son expertos los mamertos nacionales como lo demuestran permanentemente con la intención de afianzarse en el poder. Lo sucedido recientemente en el episodio desarrollado en el Sistema de Medios Públicos, RTVC, con el resultado de que un periodista altamente cuestionado “se quedó con la gerencia” reemplazando a la actriz y gestora cultural quien “sin mayor experiencia en la gerencia de medios”, aparentemente había utilizado “silenciosos modelos de contratación irregular”. En el fondo lo que pasó es que el nuevo gerente, connotado áulico del presidente, “iba tras la gerencia”.

Siguen apareciendo, respecto a los “ardides o trampas”, los “viejos trucos”, como en la “coincidencia” del llamado a juicio del expresidente Uribe con el “cambio” en la fiscalía.

Así por el estilo, el país se ahoga en debates inútiles y, así por ejemplo, mientras se manifiesta una inconformidad diplomática respecto a la detención de un delincuente en la embajada de México en Ecuador, olvida el nefasto episodio protagonizado por el M-19 en la embajada de la República Dominicana.

Al final, queda otra percepción maluca, consistente en que quizás sea por eso que el presidente con sus ínfulas de que también es un experto en arquitectura, “piensa en la demolición de la Casa de Nariño”.